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jueves, mayo 1, 2025

DE MUERTES A MUERTES

La violencia es el último recurso del incompetente

Issac Asimov (1920-1992) Científico y escritor norteamericano

 

jaimelopezLas cifras, ciertamente, son dramáticas: más de ocho mil mexicanos que han perdido la vida de manera violenta, casi todas relacionadas con el crimen organizado, en el primer semestre del año, es para escandalizar a cualquiera. Más, si se precisa que se trata del peor año en ese sentido para el país.

Se conocen estadísticas de organismos no gubernamentales, basadas en el Sistema Nacional de Seguridad y en informes particulares de aquellos, que escandalizan a comunicadores, analistas y políticos, que las toman como una prueba del fracaso total de las estrategias gubernamentales en la lucha contra la criminalidad. Puede ser.

Empero, me parece obligado conocer la estratificación de esos números. Así, de entrada, a priori, aceptemos que es natural lamentar que ocho mil mexicanos hayan perdido la vida en este periodo, por motivos vinculados a la violencia. Sin embargo, insisto, sería importante conocer cuántos de ellos eran delincuentes, cuántos policías, cuántos civiles víctimas de acciones de criminales y cuántos también civiles pero que murieron circunstancialmente en medio de una balacera, por ejemplo.

Y es que, aunque suene duro, hay de muertos a muertos. Más allá de visiones de tipo personalísimo, vinculadas sobre todo con consideraciones religiosas o morales, todas respetables, claro, acaso convengamos que no todas las muertes son igual de lamentables.

¿Y si la mayor parte de esas muertes fueron de criminales, las condenaríamos? Yo no; perdón por lo frío y no sé si insensible, pero yo no lamento en absoluto cuando sé de criminales abatidos por las fuerzas armadas o producto de choques entre bandas antagónicas. Lo veo como un criminal menos en las calles y, por ende, un riesgo menos para el ciudadano, para nuestras familias.

Diferente si se trata de policías o soldados, más allá de que sea un riesgo propio de su actividad. Pero absolutamente lamentable cuando se trata de la muerte de civiles víctimas de criminales, directas o indirectas.

Por eso, antes de hablar del “gran fracaso” de la estrategia gubernamental en la lucha contra la criminalidad, quizá debiéramos conocer más a detalle las cifras y ahondar en cuántas de esas ocho mil muertes violentas, se refieren a delincuentes. Pongamos que fueran la mitad, unas cuatro mil, pues entonces habría que reconocer que no es absoluto el fracaso de la referida estrategia de gobierno, porque abatir a cuatro mil criminales debiera más bien considerarse un éxito. ¿O no?

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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