La UM es producto de la Revolución Mexicana al haber sido formada y entrado en labores bajo los principios más elevados del carácter que debía tener la educación en la reconstrucción de una entonces sociedad dolida
Michoacán y la nación mexicana están urgidos de un nuevo pacto social como en 1917: en aquella época la Constitución de México no solo representó un pacto político sino uno social, de otra manera la Revolución hubiera quedado reducida a miles y miles de muertos. Hoy se requiere fortalecer el tejido social, y la educación es fundamental para ello. Honor a Pascual Ortiz Rubio y los fundadores de la Universidad Michoacana que «se atrevieron a superar los obstáculos que se pusieron enfrente para que nosotros estemos hoy aquí», fueron las palabras sentidas del rector Medardo Serna González.
Así habló en la sesión solemne celebrada por Consejo Universitario para rendir honores y homenaje a quien fue fundador de Universidad Michoacana, donde fue repasado su enorme e invaluable legado y por lo cual llamó: «los nicoliatas estamos llamados no solo a tener presente nuestro pasado sino también a actuar en consecuencia. Hoy más que nunca estamos llamados a ser fieles de esa tradición histórica, humanista y liberal», convocó, y a ser parte de estos cambios sociales, políticos e históricos en la entidad y el país.
Y a través de la educación «debemos de trabajar los nicolaitas en la transformación de miles de vidas» tras haber sido transformados por la UMSNH. Los nicolaitas comparten valores y proyectos, y tienen futuro, señaló Serna González para advertir también que el enemigo de la institución nicolaita no está en casa que es un espacio de diversidad y escenario de diálogo y respeto, además de enseñanza y de valores, sino que los enemigos «están a nuestro alrededor y son cánceres que aquejan a la sociedad y los cuales hay que enfrentar»: inseguridad, impunidad, corrupción, falta de oportunidades, violencia verbal y física, discriminación, exclusión, y desigualdad, que deben ser enfrentados con dignidad, humildad y con proyecto de bien común.
Siempre habrá que enfrentar obstáculos, pero un proyecto como el de la Universidad Michoacana ha dado miles de frutos a la sociedad michoacana y a México, por lo cual no se puede olvidar a los hombres que nos dieron Universidad, apuntó. Sin la educación en todos sus niveles, reflexionó, «no seriamos quienes actualmente somos». La Casa de Hidalgo ha significado transformaciones de miles de vidas: no de rostros anónimos sino de miles de historias con nombre y apellidos. Sin esta estaríamos sumisos en la esclavitud de la ignorancia, agregó.
Pascual Ortiz Rubio, ingeniero de profesión diputado, gobernador de Michoacán y Presidente de la República, ilustre michoacano, fue quien ligó para siempre el nombre de la hoy Centenaria Universidad Michoacana y el de Michoacán a la historia de América Latina: en una región del Continente tan marcada por las revoluciones y revueltas continuas «no es poca cosa lo que desde Michoacán se aportó para la educación superior», refirió a su vez el director de la Preparatoria número 2, Pascual Ortiz Rubio de la UMSNH, Jaime Martínez Vallejo.
En sesión solemne de Consejo Universitario celebrada esta media mañana en el patio del inmueble nicolaita que cumple su 50 aniversario y que lleva el nombre de quien también fundó la UMSNH, refirió que con toda la humildad y el temple que el acontecimiento amerita se debe afirmar que la autonomía universitaria en América Latina nació con la Casa de Hidalgo.
Ante los consejeros universitarios reunidos en homenaje a Pascual Ortiz Rubio, afirmó que la Universidad Michoacana es producto de la Revolución Mexicana al haber sido formada y entrado en labores bajo los principios más elevados del carácter que debía tener la educación en la reconstrucción de una entonces sociedad dolida, siendo los universitarios los responsables de construir su destino, quedando consagrado y cumplido este derecho humano a la educación.
Martínez Vallejo definió la importancia de rendir homenaje a tan insigne estadista y revolucionario, encauzador de un país y quien dirigió su voluntad revolucionaria.
Por su parte Eduardo Mijangos Díaz, director del Instituto de Investigaciones Históricas de la Máxima Casa de Estudios, expuso ampliamente la trayectoria y paso de Ortiz Rubio como académico y político con característica vanguardista, quien logró ante un divido Congreso estatal que se aprobase el decreto que dio vida a esta casa de estudios, y observó que en este presente con incertidumbre que rodea a la institución nicolaita con déficit financiero y conflictos laborales «los universitarios nicolaitas deberíamos también voltear al pasado para reconocer que la Universidad ha enfrentado diversas situaciones coyunturales que lejos de limitarla la han fortalecido».
También hizo hincapié en que en retrospectiva se revisen, valoren y discuta la pertinencia de las impostergables reformas universitarias con discusión incluyente e inteligente con respeto y tolerancia entre los diversos actores que constituyen la comunidad universitaria: «empecemos por reconocer que la autonomía universitaria no es un acto consumado sino un ejercicio consciente de autodefinición», forma de reconocer el inmenso legado de Don Pascual Ortiz Rubio.