Errare politicum est
Quino (1932-?) Historietista argentino, autor de Mafalda
Esto sólo pasa en México, sólo se entiende en Michoacán: los depredadores máximos de la Universidad Michoacana, sus dos sindicatos, acusan que, contrario a la versión oficial, la Universidad no va a colapsar, que nada pasará, y anuncian que indagarán sobre el origen de la quiebra financiera en la institución.
En voz de Eduardo Tena, el dueño del Sindicato Único de Empleados, éste y el de profesores nicolaitas dejan en claro que hurgarán qué ha pasado en los últimos tres rectorados, para llegar a los problemas financieros de la universidad.
Lo que suena más a mofa que a preocupación seria, es que cualquiera sabe, comenzando por los líderes sindicales, que para entender la quiebra en las finanzas nicolaitas, es imprescindible volver la mirada justo a las mafias que la universidad tiene por sindicatos.
En efecto, no puede entenderse esa quiebra, sin la voracidad histórica de Eduardo Tena y sus secuaces, y más recientemente de la actual dirigencia del sindicato de mentores. Es cierto, la insolvencia económica tiene varios factores, pero el más importante de todos es el originado por la actitud depredadora de los dos sindicatos, sobre todo el de empleados, que por años se dedicó a vender plazas, aunque no se requirieran, pero bajo la certeza de que con presión y chantaje finalmente serían aceptadas por la autoridad.
Y aunado a la venta de plazas, que originó un exceso inmoral de personal, que literalmente no tiene nada qué hacer pero que cobra con puntualidad religiosa, están las salvajes “conquistas” laborales, leoninas por donde se le vean, que han vuelto insostenible cualquier política económica en la Casa de Hidalgo.
Por eso, si los sindicatos universitarios van a buscar la causa de la crisis financiera, deben apuntarse a sí mismos, antes que a cualquier otro lado. Los principales responsables son ellos. Aberraciones como laborar sólo 25 años y no aceptar disponer de un solo peso salarial para conformar el fondo de jubilaciones y pensiones, amén de canastas desorbitantes, posibilidad de faltar a trabajar un número más grande de días que cualquier otro sindicato, días “oficiales” de descanso también sin comparación, entre otras linduras más, explican por qué la quiebra en la Universidad.
Sueum y Spum no deben volver la mirada a ningún otro lado. Su dedo flamígero debe apuntar a ellos mismos. Si de desfalcos se habla en la institución, la mayor responsabilidad la tienen ellos. ¿O no?