Gracias a la libertad de expresión, hoy es ya posible decir que un gobernante es un inútil sin que nos pase nada; al gobernante tampoco:
Jaime Perich (1941-1995) Humorista español
Si Felipe Calderón fue el villano favorito de Andrés Manuel López Obrador, Ernesto Zedillo lo es ya de Claudia Sheinbaum.
El manual de todo dictador obliga a que éste siempre tenga a la mano a un culpable de todos los males. Fidel Castro, su hermano y el actual dictador de la isla, Jorge Díaz Canel, siempre han tenido al “imperialismo yanqui” como el hacedor de todos los males de su país, y regularmente les ha dado resultado: que no hay empleo en Cuba, es por el imperialismo yanqui; que no hay comida, lo mismo. Que no hay medicinas, igual.
Hugo Chávez, primero, y Nicolás Maduro luego, han tenido también al Tío Sam como el responsable de todos los problemas venezolanos a partir de que la dictadura llegó para enquistarse. No falla.
Y como buen dictador, López Obrador siguió la receta. Solo que como tampoco traga lumbre, no usó a Estados Unidos como pretexto, sino a Felipe Calderón. Dejó exento a Enrique Peña Nieto, porque éste cumplió a cabalidad el pacto entre ambos para que el tabasqueño se asegurara la Presidencia en 2018. Así, ante cualquier problema, deficiencia, déficit o irregularidad evidenciados en su gobierno, López Obrador apelaba al infalible: todo es culpa de Calderón.
Si alguien le echaba en cara los doscientos mil muertos, endilgaba al michoacano haber movido el avispero con su guerra contra el narco, como si confrontar al narco no fuera la obligación de todo gobierno. Si se hacía pública alguna corrupción, entonces se apelaba a la estela de luz. Si se aludía a ligas con el crimen organizado, se respondía con García Luna.
Y ahora, como ya Calderón está bastante “choteado”, Sheinbaum ha decidido ir contra Zedillo, solo porque éste tuvo la osadía de advertir que la democracia en México estaba dando paso a la tiranía con la supresión de la autonomía del Poder Judicial y con la “ley mordaza” que pretende enraizar la presidenta, y por exigir que el gobierno transparente las inversiones en el Tren Maya, el aeropuerto Felipe ángeles y la refinería Dos Bocas.
Sheinbaum ha anunciado que destapará la cloaca del Fobaproa y ha pedido al Banco de México que cancele la pensión de Zedillo. El Fobaproa fue un rescate de los ahorros de los mexicanos, así que haría bien al presidenta en abrir sus archivos.
Ya podemos entonces comenzar a acostumbrarnos a reciclar a Zedillo como fuente de todos los males del claudismo, porque Sheinbaum, como López Obrador, sigue el manual del buen dictador y jamás aceptará una crítica o un señalamiento.
X@jaimelopezmtz
