Dejar de luchar por culpa de la corrupción que hay en tu alrededor, es como cortarte el cuello porque hay barro afuera.
Nicolae Lorga (1871-1940). Historiador rumano
Es evidente que combatir la corrupción, siquiera intentarlo, parece cuesta arriba en México, no se diga en Michoacán. Mejor dicho, no parece, es cuesta arriba. El marco normativo que el poder público diseñó recientemente con ese fin, vía el Sistema Nacional Anticorrupción y sus derivaciones de alcance estatal, es claramente insuficiente.
Empero, esto es como aquel anuncio de El Heraldo de México: el vaso se puede ver medio vacío o medio lleno, según lo pretenda cada quien, optimista o negativamente.
Este miércoles, rindieron protesta los cinco ciudadanos que el Comité Seleccionador creado exprofeso por el Congreso del Estado, designó para que se integran al Sistema Estatal Anticorrupción. Como es público y oficial, formo parte de dicho comité y asumo la responsabilidad por las designaciones que como grupo realizamos.
Esos cinco ciudadanos tienen la enorme responsabilidad de aprovechar la pequeña rendija que el poder público abrió, por presión popular, no motu proprio, al crear justo la figura de un sistema institucional, con presencia ciudadana, para frenar y combatir la corrupción.
A Rafael Villaseñor, un profesional del derecho fiscal, le elegimos presidente del SEA. De acuerdo con el modelo ideado por el poder público, él irá solo a la mesa de trabajo del SEA, en la que estarán nueve personajes representando al gobierno en sus diferentes niveles. Obviamente, éstos harán causa común para protegerse y cobijarse cuando algún hecho de corrupción se ventile. Villaseñor será un voto contra nueve. Absolutamente desnivelado, pero aquí es donde entra en juego aquel slogan del El Heraldo: ¿el vaso medio vacío o medio lleno?
Medio vacío, sí, si vemos la disparidad de fuerzas que se aseguró la clase política para auto protegerse: nueve a uno. Medio lleno, también, si consideramos, primero, que eso es mejor a nada, y segundo, que ya con el pie adentro, lo importante para la ciudadanía es ya no permitir que la echen fuera, y Villaseñor ahí llevará la representación de todos nosotros, la sociedad civil.
¿Fue lo deseable la forma en que quedó conformado el SEA? Claramente no. Pero con optimismo podemos aferrarnos a que fue lo posible. Ahora, el reto es ya no perder ese sitio y pugnar por ampliar el peso ciudadano en el SEA cada vez más.
Villaseñor irá solo a esas reuniones del SEA, pero detrás suyo estarán otros cuatro ciudadanos igualmente designados, lo mismo que los nueve que integramos el Comité Seleccionador y, lo más importante, los millones de michoacanos que queremos aniquilar el cáncer llamado corrupción. Ventilar y exhibir si es necesario en medios, en redes sociales, la resistencia de los representantes gubernamentales a la apertura y a aplicar sanciones a la corrupción y la impunidad, serán herramientas claves para Villaseñor y para el Consejo Ciudadano en su conjunto.
Con todo y mi inveterada posición crítica hacia estos temas, en esta ocasión, por convicción y por confianza en que el panorama hay que verlo optimistamente, creo que sí podrán comenzar a darse los primeros pasos en esa titánica tarea. El poder público abrió apenas una rendija, pero suficiente para que la ciudadanía meta la bota. Y ya adentro, a ver hasta dónde nos alcanza. Veremos.