La democracia tuvo su origen en la creencia de que, siendo los hombres iguales en cierto aspecto, lo son en todo:
Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.)
La tragedia del buque escuela de la Marina mexicana, Cuauhtémoc, este sábado en el puerto de Nueva York, se inscribe, sí o sí, en el sello de la 4T: la ineficacia en todo lo que diseña y ejecuta.
En realidad, la pregunta es: ¿qué le sale bien a la 4? Podría argumentarse que los programas sociales si los medimos exclusivamente en los resultados electorales, no en la reducción de la pobreza.
Lo que toca la 4T lo despedaza. Si algo caminaba, lo aniquila. Si algo surge ahora, inevitablemente resulta un fracaso:
Un aeropuerto que nadie usa; una refinería que no refina; un tren que además de ecocida es inoperante; universidades del bienestar sin alumnos; hospitales sin insumos, equipo ni medicinas; una súper farmacia que surte dos recetas al día y ya mejor fue convertida en bodega de tiliches; carreteras intransitables tanto por la inseguridad como por su falta de calidad; una Guardia Nacional que es un cero a la izquierda en el escenario de inseguridad y empoderamiento del narco; Segalmex que sólo sirvió para el más grade acto de corrupción gubernamental.
Hay una razón en toda esa tragedia y la impuso López Obrador: noventa por ciento lealtad, diez por ciento eficacia. En los gobiernos de la 4T todo es improvisación y corrupción. Mientras haya lealtad, qué importa que los responsables de la marcha del gobierno sean la ineficacia andando. No hay controles de calidad en nada, nadie supervisa resultados; todo es al “ái se va” porque no hay consecuencias de nada, nadie paga platos rotos.
Y en las fuerzas armadas no tenia porqué ser diferente: el buque Cuauhtémoc lleva cuatro décadas recorriendo los mares y puertos de todo el mundo, como escuela de cadetes. Siempre con estándares de máxima calidad en su operación. Un orgullo de México. Al margen del resultado de la indagatoria, lo que sucedió el sábado en Nueva York solo puede explicarse justo por el relajamiento de políticas públicas gubernamentales: un párvulo supervisaría antes de pasar por debajo de un puente, su altura para saber si un objeto, un navío en esta ocasión, puede o no pasar por debajo, dependiendo de la altura de éste, obviamente. ¿Es tan difícil?
Pues en los tiempos estelares de la 4T, sí, hasta eso se complica. Solo que en esta ocasión, el relajamiento y el descuido resultó en tragedia, con la pérdida de vida de marinos. Marinos que no tuvieron que perecer en cualquier gobierno medianamente decente. Las cosas, como son.
X@jaimelopezmtz