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domingo, mayo 4, 2025

TORMENTOSO 2018

jaimelopez La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez

Winston Churchill (1874-1965). Político británico.

A la multiplicidad de problemas que se avecinan para Michoacán en este naciente 2018, entre los que habrá que destacar los históricos, los que no fallan, como la inseguridad y las crisis financiera y educativa, amén de la universitaria, habrá que añadir ahora el inminente proceso electoral, y todas sus aristas de riesgo que conlleva.

Entre ellas, sin duda, están el derroche de recursos financieros, la penetración del crimen organizado, la inestabilidad de los poderes públicos y la ingobernabilidad que pueden generar los conflictos poselectorales, entre otras.

Se supone que de evitar el derroche de recursos se encargan los organismos electorales, aunque ya se sabe que a la hora de la hora, casi todos los candidatos, sobre todo los que tienen posibilidades reales de triunfo, tienen como único límite no la ley, sino el acceso al recurso, lícito o ilícito. De ahí que casi nunca se respeten los topes de gastos en las campañas electorales.

De la penetración del crimen organizado, ni qué decir, sigue siendo una realidad en Michoacán, como en casi todo el país. Y es que al margen de que en la entidad no prevalezca un grupo delincuencial hegemónico, sus células tienen aún la suficiente capacidad para doblar gobiernos y no se diga a candidatos y partidos. Se trata de un pendiente gravísimo que no ha podido ser resuelto y, lo peor, que no se ve cómo ni para cuándo vaya a superarse.

Por otra parte, la inestabilidad de los poderes a que me refiero como consecuencia también de cada proceso electoral, y claramente el de este año no será la excepción, tiene que ver con la desbandada y reacomodo de posiciones del servicio gubernamental a que obliga la nominación de candidaturas. Lo mismo en gobierno estatal que en el federal y en los municipales, y ni hablar del Congreso del Estado, viene la revuelta y la consecuente desestabilización de programas y acciones gubernamentales a raíz de las renuncias y ajustes obligados por la separación de servidores públicos. Es una práctica añeja que no ha podido ser superada. Lo será hasta el día en que se legisle para evitar el “chapulineo”, es decir, el saltar de una posición a otra, sin siquiera terminar el periodo para el que se fue electo.

Y de lo enconado y reñidas que se prevén serán las elecciones en Michoacán, como en México, puede anticiparse sin mayor problema que los conflictos políticos, sociales y judiciales de corte poselectoral, estarán a la orden del día, con la consiguiente inestabilidad propia de ellos.

De tener un sistema de partidos vigoroso, un entramado jurídico sólido, árbitros electorales con credibilidad y, sobre todo, partidos y candidatos con visión de estado, ese abanico de riesgos no sería tan severo. Pero es Michoacán, es México, es una clase política apartada por completo de la más elemental norma ética y ello obliga a augurar un tormentoso 2018. Si no, al tiempo. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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