Libertador es más que todo; y, por lo mismo, yo no me degradaré hasta un trono
Simón Bolívar (1783-1830). Político y militar venezolano
O sea, ¿cómo? ¿Cómo piensa Ernesto Núñez que podrá sortear un embrollo que, desde afuera, parece insalvable, aunque en la lógica amoral de los partidos y la mayor parte de los políticos, como él, acaso pueda tener una salida pragmática?.
El galimatías está así: su nuevo partido, el Verde (verde a secas, porque de “ecologista” sólo tiene el membrete) forma parte de la alianza que a nivel nacional tiene con el PRI. Bueno, el Verde va como siempre, como rémora, pero como sea, forma parte de esa alianza, al igual que el Panal. Pero resulta que en Michoacán, el Verde y su nuevo dueño, Núñez, decidieron subirse, también como rémora, en la cola de la locomotora, a la alianza del PAN y el PRD. Y por si fuera poco, su jefe político de toda la vida, Fausto Vallejo, será candidato del Partido del Trabajo y de Encuentro Social a la Alcaldía moreliana.
Cuando venga el candidato priísta José Antonio Meade a Michoacán, ¿Núñez acudirá y trabajará políticamente en su favor, si Meade es el candidato de la alianza del PRI y el Verde? En la lógica nacional, sería lo correcto, pero ello sería traicionar la alianza que a su vez él, Núñez, tiene en Michoacán con PRD y PAN, que por su cuenta y como se sabe, llevarán como candidato al troglodita panista Ricardo Anaya. Y al revés, si apoya a Anaya, cual debe en función de su acuerdo michoacano, sería traicionar al Verde y al priísta Meade.
Y en Morelia, ¿Núñez por quién hará fuerza?, ¿por el candidato de la alianza PRI-Verde o el de la alianza PAN-PRD? El camino que tome, le hará traicionar entonces a su jefe Vallejo, que jugará con otra camiseta distinta. ¿Será capaz de jugarle contras a Vallejo?
Todo esto, que parece un juego de estupideces, será auténticamente real, y resultado de las ambiciones de un partido, como el Verde, que pone todas sus fichas en la búsqueda de mantenerse con la jugosa franquicia que le significa operar como negocio vil, y de un político, como Núñez, que sigue viendo la política como mero “moche”.
En todo caso, lo de menos importancia es cómo resolverá ese dilema el señor diputado, pero el escenario sí evidencia que las palabras ética y moral no están en el diccionario personal de la mayor parte de los políticos, y menos en los del remedo de partido “ecologista”.