El miliar es una planta a la que hay que cuidar con esmero para que no dé sus frutos
Jacques Tati (1907-1983). Director de cine francés
El PRD insiste en jugar a la democracia e históricamente ha sido un fracaso ese juego. Casi nunca le ha salido bien, porque no está en su ADN –cierto, como en el de ningún otro partido-, y en esta ocasión otra vez el tiro le puede salir por la culata: los dos hombres fuertes del perredismo michoacano, Antonio García Conejo y Carlos Torres Piña, buscan encabezar la fórmula de la candidatura PRD-PAN al Senado y han decidido realizar actividades proselitistas como si se tratara de una campaña ordinaria.
Pero resulta que la elección de quien encabece dicha fórmula la realizará el Consejo Político Nacional perredista, no la militancia perredista. En condiciones diferentes, sería válido para ambos aprovechar este tiempo de precampañas que la ley contempla, para ir calentando motores de cara a la elección constitucional, pero hoy el horno no está para bollos y el fuego amigo y enemigo está a la orden del día y dando al traste con el desarrollo normal de la referida contienda interna entre ambos personajes.
Ya García Conejo sufrió este fin de semana los embates tanto del fuego amigo como del enemigo: fue obligado prácticamente a suspender o al menos a precipitar la conclusión de sus mítines en tierra caliente, porque la Cnte ha decidido hacerle el trabajo sucio a Morena y de alguna forma al grupo de Torres Piña en el PRD, acosando y persiguiendo al hermano del gobernador, so pretexto de la exigencia del fin a la reforma educativa y de que se paguen los bonos que adeuda, según la mafia centista, la Secretaría de Educación.
Todo apunta a que operadores de Torres Piña estarían detrás de la “estrategia” de persecución centista sobre García Conejo. No es fácil de entender porque en una de esas quien gana es Morena, pero Torres Piña estaría prefiriendo que así sucediera, a que su opositor alcance un escaño en el Senado.
Por eso, lo que mejor podría hacer en este momento la dirigencia perredista, es suspender las campañas internas de los dos aspirantes, tanto por la pésima imagen que generan los golpes bajos entre ellos, como porque para nada sería descabellado que aparezcan auténticos actos de violencia en alguno de los eventos de García Conejo, por la persecución emprendida en su contra por la alianza Torres Piña-Cnte-Morena.
Como está visto que jugar a la democracia no es algo que sepan hacer los perredistas, es más sensato parar las precampañas internas, porque a fin de cuentas quien tomará la decisión final, ya se dijo, es el Consejo Político Nacional. Terminar de tajo con el riesgo de violencia entre simpatizantes de ambos personajes, es lo más cuerdo que podría hacer Martín García Avilés, lo que le serviría además para estrenarse en el cargo de dirigente con una medida de mero sentido común. Veremos si lo tiene.