La visión gubernamental de la economía puede resumirse en unas cortas frases: si se mueve, póngasele un impuesto; si se sigue moviendo, regúlese, y si no se mueve más, otórguesele un subsidio
Ronald Reagan (1911-2004) Presidente de Estados Unidos
En el marco de los diferentes relevos que ha estado ordenando el gobernador Silvano Aureoles en su gabinete esta semana, uno de ellos pasó en cierta forma desapercibido, porque no se considera de primer nivel; y no lo es, en efecto, si nos vamos al organigrama, porque ni a Subsecretaría llega, pero por la relevancia del tema que aborda, debiera considerarse fundamental.
Hablo de la Coordinación de Centros Penitenciarios, a cuyo frente Aureoles designó a Citly Velasco Martínez, en sustitución de José Candelario Contreras. Para ser francos, no tengo la menor idea de quién sea la dama recién designada para ese cargo, pero debe suponerse que el gobernador tiene sus argumentos para tomar dicha determinación.
Y ojalá así sea, porque aunque de mediano rango, esa oficina es de alta prioridad, al ser la que define las políticas gubernamentales en materia de operación de las cárceles michoacanas, lo que tiene implicaciones en materia de derechos humanos y de gobernabilidad, amén de seguridad pública e impartición de justicia.
No puede perderse de vista que, en buena medida, las cárceles michoacanas no han mejorado casi en nada en cuanto a su funcionamiento y siguen siendo prototipos del autogobierno y la corrupción, y todo lo que ello genera lastimosamente.
Ya de readaptación social ni hablar, es mero enunciado, es mero concepto; la venta de espacios, el tráfico de enervantes, la instauración de autogobiernos, los vigilantes sometidos a los poderosos que están recluidos, entre muchos males más, siguen siendo la constante de los centros penitenciarios del estado, que tampoco constituyen ninguna excepción, al ser el modus operandi de los del país.
Las cárceles, ya se sabe, representan ese submundo que toda sociedad y todo gobierno pretenden poner debajo de la alfombra; son el lado oscuro que avergüenza, que denigra, pero que alguien tiene que atender.
Y ese alguien ahora es Velasco Martínez. Estuvo al frente de los Ceresos de Tacámbaro y de Zamora. Uno debe inferir que por sus resultados es ascendida por Aureoles. No lo sé. El tiempo dirá.
Encabezar esa oficina desde luego no luce, vaya, quizá ni siquiera sea para incluir en el currículum a la hora de solicitar trabajo, pero es de alta, muy alta responsabilidad. Las cárceles son el prietito en el arroz de todo Gobierno. Ojalá Velasco pueda cambiarles la cara. Veremos.
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