El tirano reclama vino dulce de las uvas ácidas
Khalil Gibran (1883-1931) Poeta libanés
Es probable que el Acuerdo por Morelia, acción insignia del alcalde Raúl Morón, pueda ser en esencia un paso importante para avanzar en la superación de algunos, o muchos de los problemas sociales y de servicios que enfrentamos los morelianos.
No lo sé bien a bien, como seguro no lo sabe la gran mayoría de los habitantes de la capital. Vaya, ni siquiera los que lo han firmado. Grosso modo, y a la distancia, alcanzo a inferir que se trata de dividir la ciudad en un centenar de micro regiones y que algún sector, sea empresarial, sindical, vecinal, etcétera, “adopte” una o más de ellas, para hacerse responsable de vigilar que los programas y acciones de servicios caminen ahí oportuna y eficazmente. Que coadyuven con la autoridad, en pocas palabras.
Hasta ahí lo que alcanza a entenderse a la distancia. No suena del todo mal, aunque son muchas más las dudas que las claridades. Morón ha explicado “su” Acuerdo en declaraciones “banqueteras” a la prensa y lo hizo el día que se firmó, pero sin mucho detalle, y para concitar la participación de la ciudadanía, sería obligado que a ésta no le quedara sombra de duda respecto de su contenido.
Cualquier comunicador social con un mínimo de experiencia y visión, habría optado por “inundar” los medios de comunicación, sobre todo los de transmisión en vivo, con la presencia del alcalde para abundar, ahí sí, con lujo de detalle, en qué consiste su Acuerdo por Morelia, disipar dudas y responder a interrogantes de la sociedad o de los propios periodistas.
Cualquier comunicador social, decía, tendría además una estrategia en redes sociales y otras vertientes de difusión, para posicionar el Acuerdo por Morelia, porque es, hasta donde entiendo, el proyecto emblemático de Morón.
Pero quien no parece pensar así es el joven comunicador que tiene Morón, Antonio Aguilera, a quien le ha pasado de noche el Acuerdo por Morelia, y eso que es el proyecto emblemático e insignia del edil, con el que éste pretende catapultar sus aspiraciones hacia el 2021.
Aguilera no sólo se ha visto incapaz de reaccionar para arropar el proyecto más importante de Morón, sino que cuando se le ofrece un espacio para ello, hace oídos sordos y también deja pasar esa oportunidad, producto de otro error craso que comete: delinear su propia lista de medios, “amigos” por un lado, “no amigos” por el otro. Cierto, es la visión lopez obradorista con la que el joven Aguilera está casado, la de los buenos y los malos, pero supongo que no es la de Morón, o al menos no es la que le conviene si éste lo que pretende es jugar por la gubernatura en treinta meses.
En fin, es evidente que Aguilera debe dar un giro de 180 grados a su incipiente actuación en el área de prensa de Morón. Digo, si en efecto está con éste en sus aspiraciones políticas. Igual y no.