No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo
Rabindranath (1861-1941) Filósofo hindú
Así como para Enrique Peña Nieto, Ayotzinapa se convirtió en su principio del fin, en su Waterloo, para Andrés Manuel López Obrador, Puebla puede serlo también.
En efecto, las crisis políticas de un gobierno pueden derivar o en su posicionamiento y consolidación, o bien en su derrumbe, al margen del momento en que se presenten y al margen también de su carácter. Todo es cosa, en mucho, de cómo se manejen esas crisis.
Que se culpara a Peña de los cuarenta y tres desaparecidos de Ayotzinapa, fue, mientras no se demuestre lo contrario, irracional e injusto. Que se culpe a López Obrador de la muerte de la gobernadora de Puebla y de su esposo, el ex mandatario de esa misma entidad, parece también, mientras no se demuestre lo contrario, irracional e injusto.
Pero un pésimo manejo mediático y político, y una dosis de legalidad, en el caso Ayotzinapa, generó en la peor crisis de Peña, a tal grado, que le marcó y de la que ya no pudo jamás recuperarse, no supo cómo.
Y, hasta ahora, López Obrador ha tenido un pésimo manejo mediático y político de la tragedia de Puebla, al punto de que, como Ayotzinapa a Peña, puede ser su principio del fin, su propio Waterloo.
Hasta ahí las similitudes, porque hay una diferencia abismal, que ciertamente puede ser decisiva: Peña enfrentó una feroz y demencial, pero efectivísima campaña en redes sociales, proveniente de las huestes del iluminado tabasqueño. Éste, López Obrador, no enfrenta nada, porque ni priístas ni panistas ni perredistas tienen la capacidad para orquestar estrategias demoledoras, como sí la tienen los señores de Morena, cuando de aprovechar circunstancias adversas del opositor se trata.
En otras palabras, amén de su ineficacia para enfrentar el caso Ayotzinapa, Peña vio el principio del fin gracias a que Morena supo explotar la coyuntura para vapulearlo y hacerlo “responsable” de la desaparición de 43 moradores de la escuela normal, sin que en sentido estricto tuviera nada que ver. A López Obrador le sirve que los especialistas en demoler al adversario estén de su lado. Panistas, priístas y perredistas son unos imberbes, unos inútiles en esas lides.
Que eso le valga a López Obrador. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>