El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe de manera absoluta
Rick Warren (1954-?) Líder religioso cristiano de Estados Unidos
Durante su conferencia de prensa mañanera de este martes, el presidente López Obrador se fue directo, otra vez, a la yugular de los organismos autónomos. Sin mencionarlos por su nombre, como suele hacer, primero criticó los sueldos de sus funcionarios y aseguró que hubo casos en que les permitió cometer ilícitos “y se pagaban sus fianzas”.
Restregó sin concretizar:
«Hubo mucha simulación, se crearon diversos organismos supuestamente autónomos, independientes, toda una constelación de organismos independientes, autónomos, otro gobierno, para operar el saqueo, para facilitar el robo, para entregar contratos, permisos a empresas particulares y en todos esos organismos la mayoría de los consejeros representaban a los grupos de intereses creados y nos vendieron la idea de que esto era la independencia, la autonomía, la llamada sociedad civil, que eran gente decente porque los del gobierno eran unos corruptos».
Sin rubor, López Obrador agarró parejo a “los organismos autónomos”. En realidad, y contra lo que muchos piensan, el presidente no da paso sin huarache, no es que caiga en exabruptos propios de hablar dos y tres horas sin parar cada mañana. No, como siempre sucede, el tabasqueño tiene un objetivo en la mira y está comenzando a labrar el camino hacia el control, primero, y desaparición después, si es necesario, de los organismos autónomos.
¿Cuáles?, pues todos, en realidad. López Obrador es un convencido de que el poder presidencial no debe tener límites, en su caso para poder llevar a cabo su obra redentora en el país. Para él, el INE, el INAI, el Banco de México, IFETEL, INEGI, y hasta los mismos poderes Judicial y Legislativo, son un obstáculo para su proyecto de nación, para el cual requiere poder absoluto, sin controles ni límite alguno.
Y ha comenzado su tarea exterminadora de ellos; tiene un pretexto perfecto: sea o no fundado, en su lógica son un monumento a la corrupción, los altos salarios, la impunidad y la opacidad. En algunos casos hay argumentos, pero en realidad es el ardid impecable.
En esa lógica, tiene una estrategia en dos etapas: primero, cooptar esos organismos, ocupando sus espacios con “su” gente, con los que él designe y que, obviamente, serán ellos sí probos y honestos. Huelga alertar que con lópez obradoristas en cada uno de esos organismos, éstos serán todo, menos autónomos, serán en realidad parte de la cuarta transformación, al servicio presidencial. De hecho, el mandatario alertó:
«Afortunadamente se vencieron plazos en estos organismos autónomos o algunos renunciaron porque ya no les parecieron los sueldos y ahora, de acuerdo con la ley, nos corresponde proponer al Senado a quienes van a estar en estos organismos, se decidió no cancelarlos para no dar pretextos o excusas porque siempre recurren…”
Pero si por algo no funciona la incorporación de esos organismos a la 4T, entonces se pasará a la segunda etapa: la desaparición de ellos. Con un Congreso a modo y con la justificación perfecta –son corruptos e ineficaces-, López Obrador no tendría ningún problema en modificar la Constitución para operar el aniquilamiento de esas instancias. Y ahora sí, a operar a sus anchas el gobierno absolutista con el que sueña el presidente. Si no, al tiempo.
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