La política es un acto de equilibrio entre los que quieren entrar y aquellos que no quieren salir
Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Escritor francés
Para no variar, la mafia centista parece estar apoderándose ahora del proceso legislativo para echar abajo la reforma educativa.
En efecto, con su tradicional método de infundir el terror, la Cnte logró reventar la sesión de la Cámara de Diputados y obligar a los secretarios de Gobernación y de Educación, Olga Sánchez Cordero y Esteban Moctezuma, respectivamente, a recibir a los líderes, pero no sólo a recibirlos, sino a comprometerlos a que la cancelación de la reforma educativa se ajustará a la exigencia sindical.
Y no podía ser de otra manera, cuando la Cnte vive hoy su momento de gloria máxima, envalentonada por la llegada de su aliado histórico a Palacio Nacional.
Sabedora de que domina el escenario y tiene el control completo del proceso de anulación de la reforma educativa, la Cnte aceptó retirar su plantón en la sede legislativa, porque evidentemente recibió el compromiso presidencial y de los diputados de que dicha reforma no se apartará una coma de la manera en que la desea el sindicato.
López Obrador se comprometió en campaña a echar abajo la reforma educativa diseñada por el peñismo, pero pretendía dejar intactos dos factores fundamentales de ella: que las plazas a egresados de escuelas normales se autorizaran en función de la necesidad en cada región, no en automático, y que los ascensos fueran resultado primero de la aprobación de exámenes de aptitud; la Cnte, por supuesto, no acepta esos requisitos por ser “neoliberales”.
Es obvio que si hay un sector sobre el cual el presidente no tiene ascendencia indiscriminada, ese es la mafia centista; la tiene, siempre y cuando cumpla sus chantajes, así sean éstos absolutamente depredadores, pero en el momento en que le vuelva la espalda aunque sea parcialmente, la Cnte no tendrá empacho en hacerle la vida imposible a su gobierno, como hizo con sus antecesores.
Así, puede darse por hecho que la reforma regresará la inmoral asignación automática de plazas a egresados normalistas, que los ascensos educativos tendrán por fundamento el marchómetro, no la meritocracia y, en general, que se ajustará al dedillo a lo que el crimen organizado disfrazado de sindicato magisterial, desea. Si no, al tiempo.
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