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domingo, mayo 4, 2025

2020 Y LA ESPERANZA

teodorobarajas

Inició el 2020 con esa franja típica de incertidumbre entre especuladores que incrementan costos, sin registros a la baja en materia del crimen y con esperanzas renovadas para un futuro cercano alentador que sea revulsivo ante múltiples dificultades que se han acentuado en los últimos años.

Una esperanza radica en disminuir la polarización desde la propia presidencia, el mandatario Andrés Manuel López Obrador no deja de adjetivar a sus contrincantes a quienes llama conservadores o fifís, sus detractores etiquetan a los seguidores del jefe de Estado de chairos. Lamentable que el debate de ideas se sustituya por otro que registre la ausencia de talento.

También se mantiene la esperanza de un país en el que el derecho a saber sea ejercido plenamente porque de lo contrario no habrá rendición de cuentas y ese sería un rastro antidemocrático y autoritario que ha sido un problema sistémico en nuestro país, porque la opacidad se ha enquistado desde siempre para fertilizar la impunidad.

En un sistema democrático se ocupan los pesos y contrapesos, la discusión en torno a temas de interés común, coincidencias y discrepancias son naturales porque ya no hay paso a la unanimidad forzada. El pensamiento único no existe, la pluralidad ha madurado como derivación de la praxis democrática, la disidencia fundada hace bien, resulta saludable.

Los partidos políticos están distantes de su cometido, las declaraciones de principios parecen ser un ornato para decorar la justificación de su existencia. Es bien sabido que la causa última de un partido es la obtención del poder, aunque en esta etapa de la humanidad el pragmatismo es a ultranza aunque desdibuje la identidad ideológica.

En México los partidos están en crisis, Morena no deja de ser un movimiento social cuyo eje es el presidente López Obrador, la oposición está lejos de sus objetivos, estridente aunque carente de consistencia.

Por el contrario, las visiones monolíticas huelen a la prehistoria, a épocas ya rebasadas y que nunca debieran reeditarse, so pena de perder el futuro.

El combate a la corrupción no debe detenerse, esa ha sido una demanda que, usualmente, no ha sido atendida por administraciones gubernamentales de todo signo y color; la simulación evaporó buenos deseos porque regularmente es más el ruido mediático que los logros reportados. En torno al combate anticorrupción quienes han pagado platos rotos han sido enemigos políticos de quienes temporalmente se ubican en la cúpula de las elites del poder, casos documentados son muchos. A Benito Juárez atribuyen aquella sentencia: a los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia. La condición humana no varía.

La inseguridad no ha dejado de galopar en casi todo el país, homicidios dolosos cuyos números aumentan, el crimen organizado extiende sus brazos para incrementar los índices de mortandad ante respuestas no contundentes de las autoridades.

El arte y la cultura parecen no ser prioridad gubernamental, justamente en estos tiempos serían de gran utilidad para prevenir la delincuencia y pavimentar un camino de retorno a lo sensible. La esperanza vive pese a todo y todos.

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