La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular
Edmond Thiaudiére (1837-1930) Filósofo francés
Veamos: la Constitución le da al pueblo, a través del Estado, la propiedad de todos los elementos, minerales o no, que hay en el subsuelo, y es el Estado el único ente facultado para fungir como rector de esa soberanía y por ende para concesionar a particulares la explotación de algunos de ellos, bajo los requisitos que él mismo defina. Obviamente, está facultado para retirar esas concesiones cuando se incumplan las normatividades bajo las cuales se habían autorizado.
Todo eso está plasmado en la Carta Magna. Un párvulo lo entiende. Pero este lunes, la mayoría oficialista en la Cámara de Diputados aprobó la “nacionalización” del litio, iniciativa enviada por el presidente López Obrador. Se nacionalizó algo que ya era propiedad de la nación.
Es un sin sentido muy al estilo López Obrador. ¿Para qué “nacionalizar” algo que ya era “nacional”? Solo hay dos respuestas: una, para cantar un triunfo del presidente “nacionalista”, más cuando un día antes había sido vapuleado por la oposición que le vetó su reforma energética. Esto dará pretexto para que así como festejamos el 18 de marzo la Nacionalización Petrolera, festejemos en adelante otro 18, pero de abril, el Día de la Nacionalización del Litio, y al pie de monumentos erigidos a la memoria del presidente nacionalizador, Andrés Manuel López Obrador, rendirle tributo en un día que bien puede ser declarado de fiesta nacional. Así, cumplirá su delirio de ser equiparado con Juárez, Madero y Cárdenas.
Y dos, para que en lugar de empresas internacionales, sean capitales privados mexicanos los que se beneficien con la explotación del litio. Y ahí, con la discrecionalidad que le caracteriza a la 4T, entrarán amigos, compadres, familiares y políticos “leales”.
En realidad es una reforma a la Ley Minera, que por ser secundaria no requirió más que la mayoría simple que sí alcanzó la 4T en San Lázaro. Empero, se está vendiendo entre los corifeos lopez obradoristas como una “nacionalización” del litio. Una payasada más, sin duda.
Y ya podemos ir anotando un día de celebración oficial más en México: el 18 de abril, día de la nacionalización del litio, gracias al patriota presidente tabasqueño. Y luego nos indignamos porque en otras partes del mundo nos vean como los que no hemos bajado del árbol.
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