Democracia significa gobierno por los que no tienen educación, y aristocracia significa gobierno por los mal educados
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico
Un peligro para México, fue la frase que a manera de slogan mercadológico empleó el PAN en las elecciones presidenciales de 2006, aludiendo, como se recordará, obviamente al candidato perredista Andrés Manuel López Obrador.
Nadie sabe a ciencia cierta qué tanto impactó el mensaje como para que en el momento crucial, a la hora de las votaciones, el tabasqueño se quedara a escasas décimas de los votos necesarios para ganar, sucumbiendo ante el panista Felipe Calderón.
Pero lo que sí está claro hoy, es que López Obrador no sólo es un peligro, sino un estorbo para México y para su mismo gobierno, en el contexto de la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19 y su inminente y brutal consecuencia, la crisis económica.
En el rubro sanitario, es evidente que el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, paulatinamente ha ido encontrando su lugar como vocero y cabeza de las acciones y estrategias contra la pandemia. De un inicio francamente decepcionante, hasta vergonzoso, es indudable que entendió que, como médico, su papel está al margen de los vaivenes políticos en los que se mueve su jefe, el presidente, y hoy se le ve ya no como comparsa de éste, sino como especialista enfocado en su tema, incluso llevando la contra a López Obrador. Habrá que ver hasta dónde éste lo soporta, pero mientras, López Gatell va generando la confianza necesaria para que sus anuncios sean creíbles.
Pero el presidente es el principal enemigo de su gabinete de Salud: mientras éste recomienda a la población no salir de casa, aquel llama a salir a los restaurantes a comer como si nada; mientras se insiste en la sana distancia, López Obrador se regodea saludando de mando a multitudes de ignorantes como él, besándolos, abrazándolos.
Y en lo económico, ni hablar, el presidente es un estorbo. El gabinete sectorial, encabezado por el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, le ha insistido en la imperiosa necesidad de que se instrumente un programa emergente de auxilios fiscales al sector productivo, como herramienta sine qua non para tratar de paliar la crisis de empleo y económica en general que ya comienza a sentirse, pero que no es nada si se compara con lo que está por venir. Y López Obrador sigue empecinado en no autorizar un solo apoyo en ese sentido, bajo el argumento de que los salvavidas fiscales son del neoliberalismo y que sólo con honestidad el país y la economía saldrán adelante.
No hay duda, pues, que los mercadólogos panistas del 2006 tenían razón, o al menos se anticiparon: en 2020, catorce años después, López Obrador es, en efecto, un peligro para México. Un peligro y un estorbo.
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