En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza; en uno mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza
Confucio (551 aC-479 aC) Pensador chino
Después de escribir en la entrega anterior que por cálculos político electorales, el presidente López Obrador se negaba a permitir que gobernadores y sector privado participaran en la adquisición y aplicación de la vacuna contra el covid, recibí este lunes una serie de mensajes echándome en cara que el domingo por la noche el mandatario ya había anunciado su autorización para que hospitales o empresas se incorporen a esa posibilidad.
Eso es cierto, pero también lo es que la decisión presidencial sigue obedeciendo a criterios electorales: López Obrador no quiere que nadie le compita en la rentabilidad del uso de la vacuna, pero eso incluye sólo a los gobernadores, no a los médicos ni a los empresarios. Así que primero por la presión mediática y luego porque evidentemente formuló su propia evaluación del impacto, en efecto el domingo por la noche dio a conocer que permitiría que todo aquel que no sea parte de ningún nivel de gobierno pueda adquirir y aplicar la vacuna.
Mata de esa forma no dos, sino tres pájaros de un tiro: muestra “preocupación” por la salud de los mexicanos al permitir la incorporación del sector privado en la vacunación; sigue vetando de esa posibilidad a los gobernadores, los que sí le pueden significar una competencia por el uso electoral de la vacuna, y por último, de refilón, algo en lo que pocos han reparado: envía la señal soterrada, subliminal, de que nada se mueve en este país si él no lo aprueba.
En efecto, algo que debiera regirse por normas legales establecidas, queda a discreción presidencial. Que hospitales privados, médicos en sus consultorios o empresarios, reciban “autorización” no de la ley, sino del presidente, de comprar y aplicar vacunas, sólo cabe en una dictadura. Seguro Morena grabará rápido un spot enalteciendo el noble corazón del presidente, que autoriza que no sólo su gobierno, sino el sector privado, colabore en la campaña de vacunación. Gracias, señor presidente, seguro titulará La Jornada, y dirán los spot de Morena.
Eso sí, los gobernadores, sus verdaderos competidores para las elecciones, ni en sueños podrán comprar y aplicar vacunas. Esos sí son un riesgo para el presidente. Al tiempo.
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