Las promesas que hicieron ayer los políticos, son los impuestos de hoy
William L. Mackenzie King (1874-1950) Político canadiense
Como se preveía, la decisión de devolver los servicios educativos a la Federación, le acarrearía presiones, chantajes y problemas de diversa e inagotable índole al gobernador Silvano Aureoles. Y lo está viviendo, más allá incluso de la bocanada de oxígeno que recibió el miércoles, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que no veía con malos ojos esa decisión y que además la misma suerte podría correr el sector Salud.
Este domingo, Aureoles convocó a reporteros de la fuente gubernamental para anunciarles la ruta que ha trazado para dar seguimiento a su controvertida, pero sin duda necesaria, decisión de enviar de vuelta a la Federación la educación michoacana.
De entrada, dejó en claro que el gobierno del estado no contempla, y además no tiene con qué, pagar las dos quincenas de diciembre a los trabajadores de la educación, simple y sencillamente porque ahora el patrón de éstos es la Federación. Y no sólo las quincenas, sino desde luego el aguinaldo y las varias decenas de bonos que en fin de año se lleva el voraz sindicato magisterial.
Y luego, Aureoles se dijo del lado de los maestros en su lucha porque su nuevo patrón les pague todo lo que concierne a diciembre.
En realidad, lo que está haciendo el gobernador michoacano es darle una sopa de su propio chocolate al gobierno lopezobradorista: históricamente, el hoy presidente ha encabezado la defensa a ultranza, las más de las veces sin sustento ni lógica, de las demandas del sindicato magisterial, sobre todo de la mafia centista, sin importar el predicamento financiero en que pudiera ponerse a los gobiernos, sobre todo los de nivel estatal, como el michoacano como referente obligado.
Ahora, Aureoles voltea las cartas: se pone del lado del magisterio, para apoyarle en su “justa” demanda de que el patrón, ahora el gobierno federal, le pague lo que le debe.
Sin duda, la problemática magisterial tiene connotaciones financieras, sociales, sindicales y, por si fuera poco, políticas, y en la estrategia silvanista queda corroborado. Habrá que ver el revire de López Obrador.