Una gran democracia debe progresar, o pronto dejará de ser o grande o democracia
Theodore Roosvelt (1858-1919) Presidente de Estados Unidos
Más allá del discurso oficialista, no parece haber mucha duda que en el encontronazo diplomático y económico entre Estados y Unidos y México, propiciado por el amago del presidente Trump de aplicar drásticos aranceles a la exportación mexicana, hay un solo ganador: el locuaz mandatario norteamericano.
A Trump le salió a pedir de boca toda su chantajista y ventajosa estrategia, habida cuenta que enfrente encontró a una contraparte, Andrés Manuel Lopez Obrador, carente absolutamente de idea de cómo encarar el lance.
¿Por qué decimos que de principio a fin el ganador fue Trump?
Uno: obliga a López Obrador a emplear su naciente Guardia Nacional en la contención de los flujos migratorios de Centroamérica rumbo al norte, lo que contraviene feamente el compromiso del tabasqueño de jamás usar la fuerza militar en contra de los migrantes.
Dos: México deberá disponer de millones de pesos, que no tiene, para atender a cientos de miles, y quizá pronto millones de centroamericanos que esperarán en el lado mexicano la respuesta a su demanda de asilo en EU, garantizándoles salud, comida, alojamiento y hasta empleo temporal y educación; esa espera podrá ser de semanas, meses o años, y huelga advertir que en caso de que esa respuesta yankee sea negativa, esas cientos de miles de personas no regresarán a sus países, se quedarán en México, que se convertirá así en una vergonzosa sala de espera de EU.
Tres: Tendremos que comprar un volumen indeterminado de productos agropecuarios del campo norteamericano, que no teníamos por supuesto contemplado, que nos enjaretaron, pues, los negociadores de Trump, para decirlo claramente.
Cuatro: Ante su electorado, Trump salió con la mano en alto y eso es justo lo que buscaba; en realidad, López Obrador le sirvió de dócil e ingenuo sparring; no es exagerado augurar que Trump pudo haber fincado su reelección a costa de la debilidad del presidente mexicano.
Cinco: y por si no fuera suficiente, habrá que esperar a conocer a detalle el acuerdo impuesto a México por EU, que si nos atenemos a lo advertido este domingo por Trump, puede contener letras chiquitas tanto o más gravosas que lo conocido hasta ahora.
Y aún así, AMLO festina en Tijuana y Ebrard asegura que salimos de la negociación con la frente en alto; no le hagamos al cuento: Trump nos puso una felpa, lo demás son pura pamplina.
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