Honestidad, la mejor de todas las artes perdidas
Mark Twain (1835-1910) Escritor norteamericano
Tiene razón el gobernador Silvano Aureoles cuando advierte que la “autorización” del presidente López Obrador para que gobiernos locales y empresarios puedan importar vacunas anticovid, llega tarde, porque antes que ellos hay formados en la fila de la ventanilla de las farmacéuticas muchos otros países.
Cierto, si desde mediados del año anterior, cuando los laboratorios avanzaban en la vacuna, el gobierno mexicano hubiera abierto esa posibilidad a los estatales y aún a los municipales, y obviamente también al sector empresarial, todos estos seguro desde ese momento se hubieran formado en la imaginaria fila y hoy estarían mucho más adelantados en ella. En cambio, ahora tendrán que formarse pero les tocará en la cola.
Empero, y estando claro que ello es real, los gobernadores y alcaldes deben iniciar sus propios trámites ante Pfizer y Astra Zeneca, para adquirir los lotes de vacunas que puedan o que les alcance. Cierto, lo más probable es que les toque llegar a la ventanilla a fines de año, pero es mejor eso a ni siquiera formarse. Y es que al ritmo que va el inútil gobierno federal, de todos modos será aún más tardado que la población mexicana se vacune en su totalidad si sólo tiene esa opción. Los gobernadores y alcaldes deben verlo con el pragmatismo tradicional: más vale tarde que nunca.
Aun adquiriendo vacunas a fines de año, contar con ellas significará salvar miles o millones de vidas de mexicanos, que irremediablemente se perderán si nos atenemos a los tiempos del gobierno federal, caracterizado por su impericia e inutilidad criminal.
Aureoles debiera convocar a los alcaldes michoacanos y a los líderes del sector empresarial, a iniciar los trámites correspondientes, por ahora con esas dos farmacéuticas, pero también con Moderna que está a punto de recibir el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud –no con los rusos, no al menos mientras no tengan el aval de la OMD-, y buscar conjuntar fuerzas financieras y realizar compras consolidadas. Y si los alcaldes no quieren o no pueden, Aureoles estaría obligado intentarlo por su cuenta. Los empresarios, al menos la Coparmex, están puestos, según lo aseguró este mismo lunes su presidente Rubén Flores Muñoz.
El anuncio de López Obrador tiene todo el tufo de un garlito, de una trampa, pero los gobernadores están obligados a realizar cuanto esfuerzo sea necesario para avanzar en esa posibilidad, que sin duda se ve cuesta arriba, pero que entre más pronto se inicie, obviamente más rápido podría cristalizarse en hechos concretos. Lo que no se vale es darse por vencido sin intentarlo. Veremos si lo hace Aureoles.
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