En política la sensatez consiste en no responder a las preguntas. La habilidad, en no dejar que las hagan:
André Suarés (1983-?) Poeta y crítico francés
Al firmar este miércoles una ley contra el fentanillo, Donald Trump volvió a la carga: «damos otra derrota a los narcos, a los criminales y a los cárteles que dominan México. Por decirlo suavemente…trato de ser diplomático al respecto, tienen un fuerte control sobre México y debemos hacer algo, no podemos permitir que esto continúe. Las autoridades mexicanas están aterradas, temen presentarse en sus oficinas, temen ir a trabajar porque los cárteles controlan México, los políticos y a los electos. Por años los monstruos que fabrican fentanilo han evadido las leyes con pequeñas variaciones químicas; en el proceso han creado versiones aun más tóxicas de la droga, una variante común, el carfentanilo que se vuelve cada vez más frecuente, es cien veces más potente que la versión original del fentanilo. ¿Pueden imaginarlo?, miren lo que sufren con la versión original…»
Los cárteles controlan México, advierte por enésima ocasión Trump en su arrogante estilo. ¿Qué, de toda esa retahíla, es mentira?., ¿dónde radica una falsedad en sus dichos?, ¿alguien sensatamente puede negar que México es controlado por los cárteles, o que los funcionarios tienen terror de ir a sus oficinas? Acaso agregar que no solo los funcionarios, todos los mexicanos estamos aterrados.
Cuéntase de un alcalde de la costa michoacana, de esos viejos caciques de los sesenta y setenta, que fue encarado por lugareños con acusaciones de «ladrón, asesino, corrupto…» y un larguísimo etcétera gritado a todo pulmón y en su cara. -¿Los madreamos, jefe?-, le preguntaban una y otra vez los guaruras al alcalde, pero éste, realista y resignado, solo respondía: -pérate, aguanta, a la primer mentira que digan sí les rompes la madre-
Así, a la primer mentira de Trump podrá proceder penalmente Claudia Sheinbaum, acostumbrada ahora a ir por la vía de las demandas contra quienes tienen la osadía de restregarnos en la cara nuestras verdades. Así lo hizo con el abogado de Ovidio Guzmán y, supongo, así lo hará ahora con Trump, que le mandó decir prácticamente lo mismo. A falta de argumentos, a nuestra presidenta solo le queda el recurso de la estridencia mediática para henchir más el fervor patrio de sus huestes. Se trata de negar la realidad, de rechazar las evidencias, todo, a riesgo incluso de hacer el ridículo en el terreno jurídico. Por lo pronto, preparémonos para ir todos al zócalo a defender la dignidad nacional, en riesgo por tamaño tipo de declaraciones de Trump y del abogado de un narco, y de los narcos mismos, y de millones que decimos lo mismo no en el extranjero, sino aquí mismo. En la lógica cuatroteísta, el suelo patrio está mancillado no por la criminalidad y los cárteles, sino por el dicho de quien se atreve a describir la realidad y a decir las cosas por su nombre. X@jaimelopezmtz
