A las dictaduras les pasa lo que a las bicicletas: si se paran, se caen
Maruja Torres (1943-?). Periodista española
No es que sea nuevo. Ya se sabe el fenómeno de corrupción que privó por una década en las finanzas michoacanas, referente a que el gobierno estatal descontaba cuotas a sus empleados y se quedaba con el dinero, y que incumpliera con compromisos también de cuotas a dependencias federales https://www.respuesta.com.mx/index.php/30-noticias-principales/71264-por-adeudo-de-fausto-issste-se-cobra-a-lo-chino-30-mdp-de-participaciones-a-michoacan.html. Pero que se conozca, no quiere decir que no genere indignación, máxime, porque sigue campeando la impunidad.
La semana pasada, la secretaria de Salud, Diana Carpio, hacía cuentas para pagar la segunda quincena a su personal y para cubrir compromisos financieros diversos, sobre todo con proveedores. Pero un telefonazo del secretario de Finanzas, Carlos Maldonado, le alertó: “Hacienda nos ha retenido treinta millones de pesos, de los que venían en participaciones federales para tu oficina (Salud), por los adeudos que se tienen desde 2013 con el ISSSTE”.
Pues a duras penas pudieron Carpio y Maldonado medio salvar compromisos en la segunda quincena de julio, aunque ambos están conscientes de que la medida de Hacienda es justa y apegada a la ley, dado que, en efecto, en el primer bimestre de 2013 el gobierno de Fausto Vallejo no cumplió con el pago de cuotas al ISSSTE, correspondientes a los seguros de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, de su burocracia. Ni qué reprocharle a Hacienda ni al ISSSTE.
Pero al que sí habría que reprochar, obviamente, es a Vallejo y a sus secretarios de Finanzas y Salud, porque ese cobro a lo chino del ISSSTE no es sino simple botón de muestra del desaseo financiero de ese gobierno, dado que ese tipo de prácticas era el pan nuestro de cada día, lo mismo que lo fue en el de Leonel Godoy y de Lázaro Cárdenas.
Aparentemente, Salvador Jara dejó de incurrir en esas prácticas corruptas, lo mismo que el de Silvano Aureoles, pero el mal ya estaba hecho: el gobierno michoacano tiene infinidad de demandas por desvío de dinero, por retener cuotas a sus empleados y quedárselas, y por no entregarlas tampoco al gobierno federal, cuando así correspondía.
De Cárdenas a Vallejo se perfeccionó y acendró esa corrupción y hoy Aureoles y su gobierno pagan las consecuencias. O mejor dicho, las pagamos los michoacanos, porque esos treinta millones de pesos que venían a Salud y que con toda justicia se cobró a lo chino el ISSSTE, eran para el pago de salarios de los médicos, enfermeras y personal administrativo de la dependencia, así como de proveedores diversos.
Y sí, ya no sorprende, pero igual indigna, sobre todo porque pasa el tiempo y con él se aleja la posibilidad de sancionar a los responsables de ese asalto en despoblado por parte de los gobiernos lazarista, godoyista y faustista. Nadie hay en la cárcel, ni siquiera nadie está sujeto a proceso. Y por lo visto, ni habrá. ¿Así o mayor impunidad?