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martes, julio 22, 2025

ABRAZOS…PARA UNOS

Tu poder radica en mi miedo; ya no tengo miedo, por tanto ya no tienes poder

Séneca (4 a. C.- 65 d.C.) Filósofo romano

 

jaimelopezEn teoría, y sólo en ella, el papel del gobierno es combatir por igual a cuanto criminal o cártel operen en el país. Punto. Empero, es claro que por razones no siempre fáciles de entender, cada gobierno, sea federal, estatal o municipal, suele tener vínculos con alguna agrupación criminal y ser feroz combatiente de otra.

Hay versiones sólidas, por ejemplo, de que los gobiernos panistas y el del priísta de Enrique Peña Nieto, permitieron el empoderamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación o, en el mejor de los casos, no hicieron nada por impedir su crecimiento, y que en cambio habrían puesto en la mira, por ejemplo, al de Sinaloa, al punto de enviar a Estados Unidos a su líder máximo, El Chapo Guzmán.

Hoy, las posiciones parecen justo a la inversa: el cártel sinaloense sería con el que el presidente y su 4T tendrían actitudes a todas luces comedidas, por decir lo menos, y el jalisciense al que se enfocan las baterías para combatirlo. Ejemplos del “preferencial” trato gubernamental hacia el grupo de Sinaloa, sobran, desde la deferencia presidencial con la madre de El Chapo, hasta la liberación de Ovidio, el hijo de éste, cuando ya estaba detenido y listo para ser extraditado a Estados Unidos.

Los criminales de alguna forma dan por sentado que la labor del gobierno es combatirlos. Con esa premisa actúan. Pero lo que no toleran son los tratos discriminatorios, es decir, cuando desde el poder público se combate a unos y se hace de la vista gorda con otros, o incluso se les apoya abiertamente.

Es altamente probable, de acuerdo con el análisis generalizado de los especialistas, que el atentado en contra del secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, a manos, por lo dicho por éste y por lo que puede colegirse de las primeras investigaciones, del cártel jalisciense, sea producto justamente del trato preferencial que el gobierno está dando a los sinaloenses.

Esos son precisamente los enormes riesgos que todo gobierno corre cuando asume posturas discriminatorias en ese sentido. El atentado es un mensaje de ese peligroso camino que ha decidido tomar el presidente, pero éste no parece tener la capacidad para dimensionar el fenómeno y se mantiene inalterable en los abrazos y no balazos. El problema es que con el presidente parece haber abrazos para unos y balazos para otros. He ahí el quid del asunto. Al tiempo.

twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com

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