La política es la historia de lo que se está haciendo o se está deshaciendo
Henri Bordeaux (1870-1963) Novelista francés
No es fácil suponer qué contiene el convenio de colaboración en materia de seguridad que este miércoles firmaron los gobernadores de Michoacán y Jalisco.
Es común que los mandatarios de entidades vecinas signen convenios en diferentes rubros de interés mutuo, lo mismo educativo que de desarrollo económico o de preservación ambiental. De hecho, siendo el problema más grave del país, y por supuesto de ambas entidades, el de la inseguridad es importante que no sea soslayado por Alfredo Ramírez Bedolla y Enrique Alfaro. Bien por la importancia que ambos le dan, al grado de reunirse este miércoles en Morelia para firmar un acuerdo exprofeso.
Pero no deja de llamar la atención el hecho, porque ambos tienen visiones diametralmente opuestas sobre cómo afrontar la criminalidad: mientras el michoacano va, obviamente, en la tónica lopezobradorista de los abrazos y no balazos, el jalisciense se dice opositor férreo a dicha política, argumentando que a la criminalidad el estado mexicano debe encararla.
Coinciden, como coincidimos todos, en que deben generarse condiciones de desarrollo y bienestar sobre todo para los jóvenes, pero mientras para la 4T a ello se reduce todo, para Alfaro, como para la gran mayoría de mexicanos, esa es una estrategia que no exime al Estado de hacer correr en paralelo otra para contener a los crimínales.
De ahí que resulte interesante conocer los alcances de un convenio firmado por dos gobernantes que en el tema central tienen visiones absolutamente opuestas. Francamente no puedo imaginar en qué consisten los compromisos pactados, sobre todo si, como se infiere, se establecen acciones coordinadas.
Sería por eso sumamente valioso que alguno, o los dos gobiernos, hicieran público el documento. A fin de cuentas, solo así se podrá corroborar su grado de viabilidad en términos de aplicación. Veremos.
