Es más fácil engañar a la gente, que convencerla que ha sido engañada
Mark Twain (1835-1910) Escritor norteamericano
Parece imposible exigir más solidez en la argumentación de un juez. Ahora sólo resta esperar que el derecho no se subordine a la política, lo cual, en tratándose de México, ese riesgo es perfectamente posible de materializarse.
El ministro de la Corte, Luis María Aguilar Morales, ha presentado ya su propuesta de resolución a la consulta ciudadana demandada por el presidente López Obrador, a través del Senado, respecto del enjuiciamiento o no a los ex presidentes de la república.
El ministro Aguilar da un rotundo no a la demanda, y la sustenta en cinco argumentos, a cual más de sólidos e incontrovertibles:
Uno: la posibilidad de que las autoridades investiguen a los ex presidentes por posibles ilícitos, es materia prohibida para someterla a consulta.
Dos: la consulta pone en riesgo los derechos de las víctimas y ofendidos de los delitos que pudieron cometer los ex presidentes.
Tres: la consulta puede vulnerar la presunción de inocencia de los ex presidentes.
Cuatro: la consulta puede afectar negativamente las funciones de procuración e impartición de justicia, así como el debido proceso, y
Cinco: la consulta rompe con el principio de igualdad.
Con semejantes argumentos, no debiera haber duda de que el próximo primero de octubre, el pleno de la Corte respaldará el proyecto de resolución del ministro Aguilar.
Pero aunque parezca no fácil de asimilar, el fallo del pleno no está garantizado. López Obrador, apenas conoció el proyecto de decreto, comenzó a enderezar su esperada andanada contra el Poder Judicial, misma que su feligresía secundó de inmediato en redes. Ya lo habíamos alertado: López Obrador no quiere llevar a juicio a ninguno de sus antecesores, pero la negativa de la Corte le da la coartada perfecta para justificarse con sus treinta millones de votantes: él quiso llevarlos a la cárcel, pero los corruptos y conservadores ministros lo impidieron. Él queda como adalid de la justicia, sea cual sea la resolución de la Corte. El tema es ganar-ganar para el presidente. Y, sin duda, le da una carta más para jugar en su circo de aquí a las elecciones.
López Obrador tiene que apretar a la Corte para justificarse ante sus seguidores, aunque en el fondo no sólo esté consciente de que le echará abajo su consulta ciudadana, sino que le conviene que así suceda.
Pero se trata de seguir en el circo de mil pistas. Un circo que parece no tener fin. A cada acto sigue otro y otro y otro. Es el signo de este gobierno. Eso sí, de resultados en el ejercicio de gobernador, cero.
twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com