He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos
Charles de Gaulle (1890-1970) General y estadista francés
Pues si nos atenemos a la hurgada que, dicen los diputados federales del PAN, le dieron a la iniciativa de presupuesto federal para 2020, menudo mazazo le dan la 4T y el presidente López Obrador no a Silvano Aureoles, sino a Michoacán.
La determinación insigne del presupuesto federal en el caso michoacano, era la inclusión de la federalización educativa estatal, lo que debería haberse reflejado en la incorporación de los recursos financieros necesarios para que el gobierno federal absorbiera el pago de la nómina magisterial de la entidad.
Pero resulta que a la hora de la hora, la Secretaría de Hacienda ni siquiera tomó en cuenta ya no digamos la solicitud del gobernador michoacano, sino el supuesto compromiso adquirido públicamente por el propio López Obrador, de aceptar dicho planteamiento.
Ahora que para ser sinceros, el tabasqueño dijo sí, pero no dijo cuándo.
Ya lo habíamos anticipado aquí: López Obrador no iba a resolver nada a Aureoles en cuanto a la federalización educativa, ni este ni el siguiente año, sino hasta el 2021, año de elecciones para gobernador.
Doble contra sencillo a que este año y el próximo, el presidente y el secretario de Educación, Esteban Moctezuma, machacarán que por supuesto se respetará el compromiso de llevarse la nómina educativa, pero que se trata de un tema tan complejo que hay que irlo avanzando gradualmente. Pero por arte de magia, en 2021 todo lo “complejo” se borrará y comenzará el proceso cuando mejor sirva a los candidatos de Morena, especialmente al que juegue para gobernador. Si éste gana, la federalización educativa quedará completada en un dos por tres, pero si gana otro candidato ahí se volverá a truncar todo.
Tengo la certeza de que Aureoles jamás le creyó al presidente y que se ha mantenido en la postura pública de que éste cumplirá su palabra, sólo por pose política, porque en el fondo sabe que la federalización no se materializará mientras él sea gobernador, y por tanto, confío que el de Carácuaro tenga listo su plan B, el que debió diseñar por si fallaba, como todo parece ser ha fallado, el A, es decir, desprenderse de la obligación de paga la nómina magisterial, que era la gran apuesta silvanista para salir del atolladero económico.
Y si Aureoles tiene ese plan alternativo, es hora de desempolvarlo, porque urge ya que lo eche a andar. Ha dicho que no irá por más deuda ni por pedir anticipo de participaciones federales. ¿Qué queda?, pues sólo la venta de garaje, pero ésta, si se da, apenas daría mínimo respiro temporal; o quedaría también castigar más, si es que se puede más, a sectores ya ahorcados, como el del agro, el turismo y la obra pública, lo cual francamente no sería justo.
Como puede verse, el panorama es caótico a más no poder. No está incluso lejana la posibilidad de que el estado, o su gobierno, se declare en quiebra financiera. Si no, al tiempo.
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