En política todas las victorias son efímeras, y todas las derrotas son provisionales
Manuel Fraga Iribarne (1922-2012) Político español
En una decisión tomada por entero con el hígado, no con la cabeza, el presidente López Obrador cumplió su amago y canceló oficialmente el programa de creación de Zonas Económicas Especiales.
El origen y la explicación de la cancelación, están en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Él creó el programa y por eso, por ser de él, López Obrador lo pulveriza.
Es una decisión absolutamente irracional, absurda. El noventa por ciento de las ZEE que se han creado en el mundo, desde Singapur y China hasta Panamá y Perú, operan eficazmente. No son otra cosa que definir áreas específicas en las que un gobierno alienta la instalación de grandes empresas mundiales, mediante incentivos fiscales y de todo tipo, a cambio de la garantía de éstas de generar empleos al por mayor y desde luego productividad y derrama económica.
El gobierno de Peña había definido siete zonas para ser consideradas en ese concepto, casi todas en puertos. Uno de ellos, de hecho el más relevante por su potencial, es, o era el de Lázaro Cárdenas, donde incluso ya hubo inversiones de Arcelor Mittal bajo la promesa de ese plan de estímulos fiscales.
Las expectativas de crecimiento económico en el puerto michoacano y en el resto del país, por supuesto se fortalecieron con el programa peñista, pero pronto el gozo se fue al pozo, porque una de las primeras medidas de López Obrador fue anunciar que él se encargaría de sepultarlo. Y así, sin argumentos, sin explicaciones, visceralmente, procedió a cancelarlo, sólo por provenir de otro gobierno.
Y lo peor, que lo hizo sin siquiera tener una alternativa u otra opción para incentivar las inversiones en esas regiones, mismas que ahora tendrán que posponer indefinidamente su expectativa de desarrollo.
Las ZEE no requerían de mayor inversión gubernamental, casi todo estribaba en voluntad política para seguir adelante con el programa. De hecho, el gobierno de López Obrador no exponía nada, no invertía nada, pero la enfermiza visión del presidente de mandar al diablo todo lo que provenga del pasado “conservador” y “neoliberal”, le llevó a tomar tan insensata decisión.
Cierto, no debe sorprender, dado que su gobierno va de la mano de las medidas absurdas, por llamarlo de manera decente. Cancelar las ZEE es sólo una manifestación más de una patología presidencial que está llevando al precipicio al país.
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