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jueves, julio 17, 2025

¡AGUAS CON SOBERANA!

La política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos

Charles de Gaulle (1890-1970) Primer ministro francés

 

jaimelopezEl gobierno anunció con bombo y platillo que Cofepris, el organismo regulador de medicinas y alimentos, ha autorizado el uso de la vacuna cubana «Soberana», como parte de la estrategia para contener la pandemia del Covid-19.

Empero, son más dudas que las expectativas favorables que surgen ante esa autorización.

Primero: estamos ante un gobierno anti ciencia, encabezado por un presidente adicto a la superchería, que aborrece a los científicos.

Segundo: luego entonces, la Cofepris está transformada también a la imagen y semejanza del presidente; no es ya el organismo integrado por eminencias médicas y científicas, respetado y con credibilidad a nivel mundial. Es una Cofepris que ya no genera ninguna confianza, una «Cofepris 4T», por lo tanto sinónimo de improvisación e ineficacia, que ha perdido su autonomía y que es encabezada por Hugo López Gatell. Sí, por disposición presidencial, el organismo pasó al dominio del ¡doctor muerte!, el zalamero y bufón de Palacio Nacional que con su manejo criminal de la pandemia provocó cientos de miles de muertes de mexicanos que pudieron haberse evitado.

Tercero: la comunidad científica y el gremio médico ha reaccionado con escepticismo levantando las cejas ante la vacuna Soberana y su inminente aplicación en México. A ellos sí hay que creerles. Si ellos dudan, debemos dudar todos.

Cuarto: es obligado asociar la autorización de Cofepris a la vacuna Soberana, a la necedad ideológica de López Obrador de financiar a la dictadura cubana. Así como le contrata supuestos médicos para justificar cientos de millones de pesos a la dictadora isleña, médicos que muchos no lo son y que ni siquiera vienen a México, también es absolutamente lógico suponer que ahora ordene la compra de la vacuna Soberana con el mismo fin: ayudar a las alicaídas finanzas cubanas, al margen de si el inmunológico cumple o no con estándares de calidad.

Quinto: está claro que a López Obrador le interesa un comino la salud de los mexicanos. El desmantelamiento del sector y su manejo criminan durante la pandemia, así lo prueban sin sombra de duda.

Sexto: es vacuna cubana. Perdón, pero eso de que la medicina isleña es una maravilla, hace mucho que se derrumbó como se derrumba todo mito. Si es que alguna vez lo fue, hace décadas que quedó rezagada ante la falta de presupuestos oficiales para mantenerse a la vanguardia. Y como toda buena dictadora, no merece mayor crédito.

Y séptimo, lo más importante: Soberana no está aprobada por la Organización Mundial de la Salud. Por algo será. Punto.

Todos esos factores, y seguramente muchos más, obligan a recelar de Soberana. Lamentablemente, para la gran mayoría de mexicanos no habrá opción. El gobierno la adquirirá por millones y dejará de aplicar otras vacunas que sí han probado su eficacia y que sí están avaladas por la OMS. Otra vez, estamos en puerta de que López Obrador ponga por delante la ideología a la ciencia. No bastaron las cientos de miles de muertes por Covid provocadas por esa visión. La autorización de Cofepris, lejos de ser una esperanza más en la contención de la pandemia, se vuelve en una sombra de duda en la ya de por sí oscura noche. Y mientras, a la pesadilla todavía le quedan 680 días. Twitter @jaimelopezmtz

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