Una nación sin elecciones libres, es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos
Octavio Paz (1914-1998) Poeta mexicano
Es claro que la 4T va con todo por el INE; no por previsible la embestida, deja de preocupar.
Desde los albores del gobierno de López Obrador se anticipó: el INE, como los demás organismos autónomos y los demás poderes al Ejecutivo, son verdaderos obstáculos para la consolidación de la llamada cuarta transformación, y es evidente que ésta está dispuesta a echar su resto por desbarrancarlos.
Y con mayor o menor grado de avance, ahí va caminando la estrategia cuatroteísta: el Poder Judicial poco a poco va siendo copado por incondicionales, y ni hablar del Legislativo, por completo sumiso a Palacio Nacional. Ya se vio la vergonzosa llegada de una súbdita a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es el turno del Instituto Nacional Electoral.
El propio López Obrador dio la señal de arranque a la embestida, personalizando la acusación de corrupción al mismo presidente del INE, Lorenzo Córdoba, y de inmediato se activaron las redes sociales al servicio de la 4T, arremetiendo con una campaña de ataque inusualmente brutal.
Pero la campaña contra Córdoba es sólo la primera etapa, porque lo que buscan López Obrador y la 4T no es su cabeza, sino el INE en pleno. Lo que sucede es que Córdoba resultó más hábil de lo que se suponía, y se anticipó en la designación del secretario Ejecutivo del organismo, porque esperar para ello a abril, como quería Palacio Nacional, hubiera sido meter en un callejón de ingobernabilidad al INE, dado que ese mes se incorporan cuatro nuevos consejeros, que obviamente tendrán todos en la frente tatuados un 4 y una T. Esa astucia del consejero presidente irritó sobre manera a López Obrador, de ahí la salvaje embestida ordenada contra el INE y su cabeza.
Peligrosamente, es inminente el riesgo de que el INE sea sometido a la disyuntiva propia de los regímenes autoritarios: se alinea al poder o desaparece. Y abril será clave para dilucidar su futuro, porque a partir de ese momento quedarán literalmente empatadas las fuerzas en su interior: cinco consejeros lopez obradoristas, cinco autónomos. El presidente Lorenzo Córdoba seguirá siendo el fiel de la balanza con su voto de calidad y desempate. Y justo por eso la feroz arremetida en redes sociales en su contra. Es de esperarse que Córdoba resista el ataque de las huestes oficialistas. No es que esté en juego su chamba, que es lo de menos, sino la autonomía misma del INE. Nada más.
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