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sábado, julio 12, 2025

AHORA O NUNCA PARA BEDOLLA

La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres, con el pretexto de proteger a los unos de los otros

Anónimo

 

jaimelopezEl normalismo se ha convertido en un auténtico cáncer para Michoacán. Una absoluta desgracia. Lejos de refrendarse como productor de los profesionales que tanto urgen en la formación de las nuevas generaciones, el normalismo es hoy uno de los principales lastres para la entidad, tanto si lo medimos por el barril sin fondo que representa desde el punto de vista financiero, como por el tipo de docencia que están impartiendo en las aulas, sin soslayar la dinamita social y la ingobernabilidad que genera.

En lo financiero, el que haya que incorporar a la nómina estatal cada año a más de mil de los egresados de las escuelas normales, significa una presión de alto impacto al presupuesto gubernamental, de por sí ya en estado famélico. Lo peor, obvio, que no se ocupan más maestros, pero que el gobierno se ve obligado a cubrir por el temor al cártel de la Cnte.

En lo educativo, está claro que lejos de una formación, los maestros egresados de las escuelas normales michoacanas forjan una “deformación” en los niños y jóvenes, a los que inducen a seguir una visión basada en el chantaje o de plano en la delincuencia como método de vida. Forman niños y jóvenes que solo engrosarán las capas sociales ignorantes y con conductas antisociales.

Y en lo social, los normalistas son hoy una bomba de tiempo por su riesgo para la gobernabilidad y la estabilidad social. Lejos de amainar su belicosidad, la acendran conforme pasa el tiempo. Por ejemplo, pasar por el “territorio Tiri” equivale al riesgo de hacerlo por los dominios de cualquier cártel del crimen organizado. Además, el adiestramiento en tácticas guerrilleras que reciben en las normales, vuelve a sus integrantes un peligro también similar al de un sicario.

Es claro que la escalada de presión de los normalistas, solo admite una respuesta: el cierre de las escuelas. Cada gobernador asume ese intento en la primera etapa de su administración, pero todos han adolecido de los arrestos para hacerlo. Y cuando por fin se deciden, resulta que el tiempo político ya avanzó y ya lo consideran contraproducente. Hoy Alfredo Ramírez Bedolla aún está a tiempo de tomar una decisión de tal envergadura. Pero está llegando al límite. Más tarde, otra vez, será imposible actuar. Es ahora o nunca para él, pero sobre todo, para Michoacán.

twitter@jaimelopezmtz

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