Una dictadura es un estado en el que todos temen a uno, y uno todos
Alberto Moravia (1907-1990) Escritor italiano
Creo, sinceramente, que ahora sí perdimos al presidente…si es que alguna vez lo tuvimos entre nosotros.
A su ausencia absoluta en la rectoría y conducción de la lucha contra la pandemia del Covid-19, sólo le faltaba la cereza, y ésta se la puso él mismo al pastel: su penoso y, sobre todo, peligroso lance dominical en Badiraguato, Sinaloa, a donde acudió justo el día del cumpleaños de Ovidio Guzmán, y a donde tuvo un encuentro, en absoluto fortuito, con la madre de El Chapo Guzmán.
Es evidente que López Obrador perdió ya el sentido de la dignidad, de la misma realidad y del respeto a los mexicanos. No sé si, como hoy muchos advierten, esa visita a tierras dominadas por el Cártel de Sinaloa, evidenció que el ahora presidente tiene un pacto con ese grupo, pero sí sé que él no hace nada por desmentir esos rumores, sino todo lo contrario.
Lo dijo la senadora por Morena, Lili Téllez: es (el saludo a la madre de El Chapo) una afrenta a los familiares de los miles de muertos por el narcotráfico; tiene toda la razón, cualquiera lo entiende así, menos el Presidente, que claramente perdió todo pudor.
López Obrador fue objeto de burlas y, peor aún, de severas críticas en medios internacionales, que dejan entrever sus presuntos vínculos con el narco.
Hay quienes creímos que la pandemia haría despertar al tabasqueño, pero no fue así; este domingo quedó claro que, por si no fuera suficiente su ausencia de mando, tampoco parece haber ya decencia y probidad en Palacio Nacional. ¡Qué rápido se terminó la 4-T!
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