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lunes, julio 14, 2025

AL QUE MADRUGA, ¿DIOS LE AYDA?

jaimelopezEl que no se atreve a ser inteligente, se hace político

Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español

Si al presidente López Obrador le hubiera dado resultado levantarse a las 5 de la mañana para encabezar diario sus reuniones de seguridad una hora después, porque todo se redujera a acogerse a  aquello del que al que madruga Dios le ayuda, tendría toda la razón para regañar a los gobernadores que ponen el despertador más tarde para iniciar sus actividades cotidianas.

Pero resulta que este, su primer año en la Presidencia, es el más negro en la historia de México por lo que hace al número de homicidios violentos, al de secuestros y de extorsiones; es también el primero en décadas en el que no hay decomisos de droga por ningún lado y, en general, el de mayor criminalidad e inseguridad.

¿Y entonces?, pues nada, que sólo el presidente podía haber supuesto que el mero hecho de levantarse antes de que cante el gallo redundaría en una disminución en los índices delincuenciales. Bueno, él y sus acólitos. En el mundo de Disneylandia, donde suele refugiarse, es probable que ello suceda, en el México real, jamás.

Sin la menor estrategia, ni siquiera idea de cómo encarar desde el poder la criminalidad, López Obrador claramente asume ahora la ofensiva y desde la semana pasada ha pretendido arrinconar a los gobernadores para lavarse él las manos, amagando con exhibirlos por el pecado de no levantarse a las cinco de la mañana, y como efectivamente no es común que a esa hora se inicien labores gubernamentales, pues al presidente le ha quedado como anillo al dedo acusar a los gobernadores por no desmañarse y que esa sea la causa de la criminalidad.

Eso sí, se mantiene inalterable en su posición, tan demagógica como peligrosa, de que serán los abrazos y el perdón a los delincuentes, lo que permitirá superar la criminalidad en el país. Pero justo ahí es donde puede ubicarse el agravamiento de los índices delincuenciales este año, en la falta total de capacidad y, peor aún, de deseo del gobierno para confrontar a los criminales, que hoy están a sus anchas postrando a la sociedad y al mismo poder público, con el visto bueno, paradójicamente, de este último.

Mientras López Obrador no caiga en sensatez e identifique que sólo dejando de lado poses timoratas o de contubernio con el crimen organizado, la inseguridad y la violencia seguirán en dramática alza. Mientras, seguir culpando a los gobernadores será buena estrategia para cubrir incapacidades. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com

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