La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa; en la guerra podemos morir una vez, en política, muchas veces
Winston Churchill (1874-1965) Político británico
Nunca ha habido un gobernante, de cualquier nivel, que ponga a consideración popular la designación de su equipo de trabajo. Vaya, ni siquiera Andrés Manuel López Obrador puso a votación de su pueblo, y conste que éste es sabio, además de bueno, los nombres de su gabinete presidencial.
Tampoco sé de alguien que haya formulado nombramientos pensando que le vaya mal a su gobierno con ellos. Al menos en intencionalidad, todos buscan que operen y den resultados. Puede o no ser así, pero eso es harina de otro costal, y en todo caso quien designa, hablemos de un presidente de la república, un gobernador o un alcalde, habrá de responder por sus colaboradores, para eso se es cabeza de un equipo.
Silvano Aureoles designó a Carlos Herrera Tello y a José Martín Godoy Castro como nuevos secretarios de Gobierno y de Seguridad Pública, respectivamente. Como todo nombramiento, éstos no están exentos de polémica y de crítica. Es normal y sano que así sea. El servidor público entra en el escrutinio justamente de la opinión pública, pero debe precisarse que su incorporación al gobierno se trata de una facultad exclusiva del mandatario.
De Herrera Tello no tengo prácticamente referencias; claramente, su mayor virtud es su cercanía con Aureoles y la confianza que éste le tiene. Debe inferirse que si el gobernador lo incorpora a su gabinete es porque está convencido de su capacidad, de otra forma sería darse un balazo en el pie. Los que no lo conocemos, deberemos esperar tiempo razonable para evaluar su actuación y emitir una opinión fundada. Por ahora, debe confiarse en el tino de Aureoles.
Y de Godoy Castro se ha vertido tinta en demasía. Llegó de la mano de un personaje de no agradable memoria en Michoacán: Alfredo Castillo. Sin duda, su cercanía con éste le sirvió para mantenerse como procurador de Justicia con Fausto Vallejo, con Salvador Jara y con el propio Aureoles. Empero, es evidente que la caída del PRI y del gobierno de Enrique Peña Nieto, el protector de Castillo, haría suponer que los días de Godoy estaban contados como procurador y que le imposibilitaban su llegada a la Fiscalía. Hoy su protector histórico está demolido, pero Godoy Castro es llamado otra vez por Aureoles, ahora a Seguridad Pública, lo que debe traducirse como una confianza de éste en su manejo en las áreas de seguridad.
Es decir, que Godoy sea convocado otra vez por Aureoles, ya sin la presión de Castillo –porque éste está para que alguien acuda en su auxilio, no para recomendar a nadie-, debe leerse como que se ha ganado la confianza del gobernador por su trabajo, no por ser posición castillista, como claramente sí sucedió al inicio del gobierno actual.
Como sea, a uno y otro habrá que evaluarlos a la luz de resultados, no de fobias ni filias per se. En todo caso, si en temas de gobernabilidad y seguridad las cosas no caminan bien, será Aureoles el que dé la cara, porque él los designó. Lo mismo si, como confiamos, se producen buenos resultados. Sólo el tiempo dirá. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>