Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla
Stanislaw Jerzy (1909-1966) Escritor polaco
El reto del PRI, del PAN y del PRD no era que sus dirigencias lograran consensuar candidaturas comunes para cargos tan relevantes como el de gobernador o diputaciones, sino que sus respectivas militancias y, sobre todo, la población votante, entiendan que son un “mal necesario” y absolutamente imprescindible para tratar de frenar la posibilidad de que el presidente López Obrador repita la mayoría que tiene aún en San Lázaro.
Este domingo, a propósito de la toma de protesta de Carlos Herrera Tello como candidato priísta –además de panista y perredista- al gobierno del estado, se desataron las voces de reclamo en redes sociales, sobre todo de militantes del tricolor que se sienten “agraviados” con un abanderado ajeno a su partido.
Y lo mismo sucede en la trinchera panista. Menos en la del PRD, porque aun cuando Herrera tampoco sea militante del Sol Azteca, su identificación con el gobernador Silvano Aureoles le redujo inconformidades al interior de ese partido. Más difícil será la labor de restañar heridas entre priístas y panistas, sin duda.
He ahí, pues, el gran reto ahora no sólo de los liderazgos de esos partidos, sino del propio Herrera Tello: convencer al electorado que hay ocasiones en que los adversarios deben unirse, así sea coyunturalmente, porque frente a sí tienen un peligro común, que electoralmente se llama Morena. Y si bien para López Obrador las elecciones de gobernador pasan a segundo término, dado que su prioridad son las de diputados federales, queda claro que las candidaturas de gobernador son claves para “jalar” votos a favor o en contra de las de diputados.
Cierto, la alianza de priístas, panistas y perredistas puede calificarse de antinatural, pero justificada por el momento de apremio que vive el país. Las elecciones de junio –todas, las de corte federal y las estatales- serán a favor de López Obrador o en contra de López obrador. En realidad los nombres de candidatos tanto de esa alianza como de Morena, pasarán a segundo término. Su importancia se reduce significativamente en esta ocasión. Y en la lógica de la alianza opositora a Morena es vital saber enviar una contundente señal de que la gravedad de la elección obliga incluso a uniones antinaturales. Caso contrario, éstas habrán sido infructuosas. Veremos.
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