Lo que más me preocupa es cómo bajar el índice de egoísmo
Mafalda
Sí que es un cinicazo. Se necesita ser un auténtico caradura para alertar: si la alianza se rompe será culpa del PAN y del PRD.
Es Alejandro Moreno, la personificación de la traición, quien habla. El impresentable priísta asegura que no será su partido el que rompa la alianza. Se refiere a Va por México, luego de que panistas y perredistas pusieran sobre la mesa la inminente separación del tristemente célebre Alito, tras volver al redil del presidente López Obrador.
Ya decidido a canjear su libertad por la poca dignidad que le quedaba, Moreno saldría menos mal librado si en un dejo de elemental dignidad, aceptara esa situación y se hiciera a un lado para que otro priísta, casi que cualquiera, tomara la estafeta tricolor en la alianza anti 4T.
Y es que es entendible el rechazo de Marko Cortés y de Jesús Zambrano: si Moreno ya se entregó en los brazos de López Obrador, ¿cómo quiere seguir formando parte de una alianza anti López Obrador? Es la campeona de las incongruencias. Además, ¿quién puede volver a tenerle confianza en una mesa de los tres partidos, luego de su traición? El que traiciona una vez, traiciona siempre. No es como picarle un ojo a alguien por accidente. Una traición implica premeditación y dolo. Es como si usted, luego de que un «amigo» le da una puñalada por la espalda, vuelve a creer en él. Se necesita ser muy estúpido.
La suerte está echada para Alito y para Va por México. Aquel ha confirmado su nula calidad moral y la alianza debe lanzarlo ya al despeñadero. A él, no al PRI, porque no va junto con pegado. Cortés y Zambrano deben entender esa realidad. Caso contrario, en el pecado llevarán la penitencia. Si no, al tiempo. Y a la pesadilla todavía le quedan 749 días.
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