Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto
George C. Lichtenberg (1742-1799) Científico alemán
Si es cierto que el presidente López Obrador ha enfermado de Covid, le deseo que se recupere. Empero, me parece que está obligado a demostrar públicamente que sí ha dado positivo, así como a despejar varias dudas:
Una, ¿por qué no se vacunó? Sin duda, en el caso del presidente, es la única excepción válida al lineamiento de que las vacunas sean primero para los médicos. Si ordenó que todos los llamados servidores de la nación, que todos los maestros chiapanecos fueran inmunizados, él debió, por responsabilidad en tanto jefe de Estado, hacerlo también. No hacerlo ha sido justo eso, una irresponsabilidad. ¿O lo hizo, pero la vacuna no sirvió? Uf!, la sola posibilidad causa terror.
Dos, él ha dicho que todos los martes se practica una prueba de detección de covid. Si la hubo esta semana, es de suponerse que para el fin de semana sabía que era positivo. Luego entonces, así viajó a San Luis Potosí, donde para no variar no usó cubre bocas, exponiendo a cientos de personas, lo mismo que a sus compañeros de vuelo de regreso a la Ciudad de México este domingo. Pero si la prueba del martes salió negativo, y hasta este mismo domingo dio positivo, es de esperarse que por fin entienda su criminal irresponsabilidad de no utilizar cubre bocas en sus eventos públicos que insiste en mantener.
Tres, ¿por qué no exhibe el resultado del estudio? En su caso, está obligado primero por el escaso margen de credibilidad que le queda, dado que ha hecho de la mitomanía un estilo de vida en la política, y luego, porque en absoluto es descabellado suponer lo que ya muchos de sus detractores advierten: que se trate de una estrategia mediática para victimizarse y desviar la atención justo en el momento más álgido de la pandemia, cuando las muertes crecen espeluznantemente, los hospitales están saturados y, sobre todo, cuando el libro “Un daño irreparable….la criminal gestión de la pandemia en México”, de la doctora Laurie Ann Ximénez, comienza a ser tema nacional y a ser leído por medio México. En lugar de referirse al libro, las redes se saturaron este domingo por la tarde-noche en torno al covid de López Obrador, qué importa que sea a manera de crítica, lo importante era posicionar ese tema.
Es decir, la pregunta clave es: ¿es capaz López Obrador de fabricarse una “enfermedad”? Desde luego que sí. Puede estar contagiado, sí, puede ser una estrategia mediática, también. Todo es posible en él. Por eso, está obligado a exhibir la prueba de su enfermedad y mucho mejor si se practica otra que no sea de la Secretaría de Salud, sino privada. Un documento firmado por Hugo López Gatell tiene la misma validez que un billete de cuarenta pesos. Si no nos engaña esta vez, ojalá se recupere el presidente. Veremos. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com
