Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con facilidad
Miguel Delibes (1920-2010) Escritor español
Supongo que de manera no intencional, pero el Presidente López Obrador está gestando una actitud de rechazo de mexicanos a centroamericanos, con su irresponsable, injusta y muy probablemente ilegal entrega, a manera de regalo, de dos mil millones de pesos a los países colindantes por el sur con el nuestro.
Esa absurda medida de AMLO, aunada a la de acoger a cuanto migrante quiere usar nuestro país como refugio temporal mientras Estados Unidos decide si los recibe o no, lo que obligará al gobierno federal a destinar miles de millones de pesos para garantizarles salud, educación, seguridad y hasta empleo temporal, comienza a provocar un clima “antimigrante” en México.
No se justifica, pero puede explicarse: mientras López Obrador ha restringido inmoral y criminalmente recursos para guarderías, medicinas, servicios de salud, combate a incendios y un larguísimo etcétera a los mexicanos, en contrapartida autoriza, como si el dinero público fuera suyo, la donación incondicional de cien millones de dólares para “fomentar el desarrollo de Centroamérica” y con ello reducir los niveles de migración de ahí a Estados Unidos.
El presidente de México supone que con ello mata dos pájaros de un tiro: se muestra servil con Donald Trump y se erige como el “líder solidario de los países pobres de Latinoamérica”; y en realidad es probable que sí cumpla los dos objetivos, pero a costa de una criminal contención del gasto en nuestro país.
Y como salvo su feligresía, nadie más está conforme con esa salvajada para los mexicanos, éstos ya comienzan a tomar a los centroamericanos, en particular a los salvadoreños porque con ellos ya hizo el compromiso oficial de regalarles carretonadas de dólares, como “enemigos” de México, como quienes vienen a quitarnos lo poco que tenemos.
Ciertamente, los salvadoreños no tienen la culpa de que López Obrador les quiera regalar dinero presupuestal que debiera ser para los mexicanos; aquellos ni siquiera lo pidieron, nuestro presidente fue de obsequioso a dárselos.
De ahí que, siendo sinceros, los mexicanos no debiéramos enderezar las baterías contra los centroamericanos, sino contra López Obrador, pero como sea es un hecho que la animadversión hacia aquellos está ganando terreno, crece peligrosamente día con día, sobre todo en las ciudades fronterizas con Estados Unidos, cuyos habitantes sufren más directamente la obligación de tener que convivir con miles de migrantes; y el problema no es desde luego la convivencia, sino que con los centroamericanos al lado, se complican aún más su ya de por sí sufrida existencia y acceso a servicios.
Es claro que conforme pasen las semanas y el fenómeno propiciado por la irresponsabilidad presidencial se vaya materializando, la animadversión hacia los otrora queridos hermanos centroamericanos irá agudizándose; si no, al tiempo. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>
