La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando, a las opiniones de los demás
Winston Churchill (1874-1965) Primer Ministro británico
En la batahola derivada de la iniciativa presidencial de reforma al sector eléctrico, desde ahora puede augurarse que, al menos en el terreno político, el gran ganador será el presidente López Obrador, y el gran perdedor sin duda el PRI.
Veamos: pase o no la reforma constitucional en la Cámara de Diputados, López Obrador alzará el brazo en señal de triunfo. Si el PRI finalmente sigue en alianza con panistas y perredistas y bloquean la iniciativa del presidente, éste sacará raja, se victimizará y cantará a los cuatro vientos que la mafia del poder, los conservadores y los traidores a la Patria se unieron y le impidieron una reforma que habría beneficiado a los mexicanos y que les habría devuelto la propiedad del sector energético. Si gana, porque el PRI le respaldó, se erigirá como el salvador de los bienes de la nación, entrará a los libros de textos y a la historia oficial como el nuevo Lázaro Cárdenas del Río. Evidentemente, el hecho le dará oxígeno para llegar fuerte hasta el 24.
Es decir, con reforma o sin ella, López Obrador ganará. Pero el que también con o sin reforma tiene su suerte echada, pero en sentido inverso, es el PRI. Si se dobla ante el presidente y le apoya para sacar adelante la iniciativa, él, el presidente, será el único triunfador, jamás compartirá créditos con los priístas. Pero si el tricolor se mantiene firme en su alianza con panistas y perredistas y contienen la intentona presidencial, igualmente saldrá con las manos vacías, y solo aquellos, panistas y perredistas, sobre todo los primeros, se erigirán victoriosos, dado que siempre se mantuvieron firmes, nunca dudaron.
Al PRI le saldrá caro su pose chantajista y de jugador de doble cara actual: confirma que su ADN es ser una meretriz que se vende al mejor postor y, al final de cuentas, no quedará bien ni con el presidente y su Morena, ni con el resto de la sociedad. Otro destino habría tenido si desde un principio envía una señal firme, pero el aparentar que duda, justificar que convocará a foros de debate sobre las ventajas y desventajas de la iniciativa, solo le ratifican la imagen ligada a la corrupción.
El PRI será, pues, como el cohetero: si truena, mal, sino, también. Es lo riesgoso de ser doble cara. Al tiempo.
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