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martes, agosto 12, 2025

ANAYA: EXILIO O CÁRCEL

No hay mejor manera de medir el grado de libertad de un país, que consultando su prensa

Mario Vargas Llosa (1936-?) Escritor peruano

 

jaimelopezRicardo Anaya se dice un perseguido político. Advierte que el presidente López Obrador ha dado la instrucción a la Fiscalía de meterlo a la cárcel, bajo acusaciones de corrupción, afirma, fundadas en testigos falsos y en Emilio Lozoya, en proceso justamente por presuntos actos de corrupción. Y el presidente lo quiere en la cárcel, asevera, para evitar que pueda participar en las elecciones del 24.Por lo tanto, el panista anuncia que saldrá del país, para ponerse a buen resguardo.

En tanto, López Obrador le conmina a no huir; si es inocente, dice, que se quede en el país y enfrente las acusaciones que le llegue a formular la Fiscalía. Eso sí, asegura que él no tiene nada que ver en el asunto.

¿Anaya puede ser culpable de hechos de corrupción? Sí, desde luego, está en el rango de posibilidades. ¿Puede AMLO montarle, vía el siempre obsequioso fiscal Gertz Manero, un proceso penal sin fundamentos, con testigos falsos, solo por razones políticas? Sí, también está en el rango de posibilidades.

Podría aducirse entonces que Anaya debe apelar a aquello de que el que nada debe, nada teme. Lamentablemente, eso nunca ha operado en México, y hoy menos que nunca. ¿Le puede creer el panista al presidente de que no se trata de una venganza o un “cuatro” para tenerlo encerrado y de esa forma sacarlo de la carrera presidencial? Mucho me temo que no. López Obrador no suele hablar con la verdad.

De existir en México un sistema de procuración y de impartición de justicia serio, profesional, imparcial, por supuesto que Anaya no debiera huir, porque eso alimentaría las sospechas de culpabilidad. Lo cierto es que conociendo la realidad de la justicia en nuestro país, me parece que es entendible su exilio. El presidente no se toca el corazón para cobrarse afrentas personales, como con Rosario Robles, o para desbarrancar a adversarios políticos, como podría ser el caso de Anaya. Y la cárcel es un medio idóneo para ello.

Si esa realidad es grave, lo es más que comience a configurarse un esquema similar a Nicaragua, donde el dictador Daniel Ortega ha mandado a todos sus adversarios políticos a la cárcel, para tenerlos ahí mientras trascurren las elecciones presidenciales. Sin pudor, sin empacho alguno. ¿Será Anaya el primero de casos similares de aquí al 24? Solo pensarlo pone los pelos de punta. Pero está claro que hoy, todo es posible, y todo es todo. Veremos. Twitter @jaimelopezmtz

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