A las dictaduras les pasa lo que a las bicicletas: si se paran, se caen
Maruja Torres (1943-?) Periodista española
A la luz de lo que advierten casi todas las encuestas conocidas, respecto de que la ventaja que lleva Andrés Manuel López Obrador es insuperable para Ricardo Anaya y José Antonio Meade, el debate, tercero y último, de la noche de este martes en Mérida, carecería de interés, al volverse intrascendente dado que pareciera casi imposible que, sea cual sea su resultado, pueda revertir esa tendencia de las encuestas.
Empero, me parece que ese “análisis” es bastante simplista. Sí hay, aún, una veta que le da un toque de interés y de atracción a la recta final de las campañas, proceso en el que dicho debate es parte fundamental: será una lucha cuerpo a cuerpo entre Anaya y Meade, con López Obrador y El Bronco como meros espectadores.
¿Por qué?, bueno, pues porque los únicos que se juegan todo en la recta final son Anaya y Meade. El tabasqueño va por cumplir con el trámite y El Bronco para terminar su anecdótica participación en la elección presidencial. Es decir, ambos, en ese sentido, son un cero a la izquierda, uno se siente ganador, el otro se sabe perdedor.
De ahí que la auténtica lucha en la recta final de las campañas, será entre Anaya y Meade, entre Meade y Anaya. Para ambos, es a matar o morir, para ambos, es cosa de quemar naves y jugar el resto, lo que traigan aún en las alforjas a ponerlo en la mesa.
Para ambos, no hay mañana, y los dos tienen el mismo objetivo: desbarrancarse mutualmente, comenzando por salir airoso del debate, lo que significa para Anaya y Meade posicionarse como “la opción” para vencer al tabasqueño, a través de convencer al electorado indeciso, el del voto llamado útil, pero sobre todo al amplísimo bloque de electores anti López Obrador, que él sí puede vencer a éste.
La única rendija por la cual se asoma la posibilidad de una derrota de López Obrador, es que cualquiera de Anaya o Meade logre desbarrancar al otro y quedarse como el único con opciones de capitalizar el voto anti Amlo.
He ahí el rasgo de interés que aún tiene este último debate y, sobre todo, el cierre de las elecciones. Veremos.