El lavado de cerebros en libertad, es más eficaz que en las dictaduras
Noam Chomsky (1928-?) Filósofo norteamericano
Por más que pueda sonar en primera instancia alarmista o catastrófico, la propuesta de Cristóbal Arias, en el sentido de aplazar la jornada de votaciones si se mantiene el clima de inseguridad, violencia y actos que solo pueden catalogarse como terroristas, debe ser considerada con toda seriedad.
A las intimidaciones a candidatos, sobre todo a alcaldes, a las agresiones físicas y atentados en su contra, y a la violencia no necesariamente vinculada al proceso electoral, sino producto más bien de la “normalidad” sangrienta de Michoacán, se le han sumado en los días recientes actos de corte terroristas, como la quema de negocios y vehículos oficiales, pero también particulares en las principales ciudades del estado, incluida la capital. A juicio del gobierno estatal, estas últimas acciones tendrían por autor al Cártel de Los Viagra, que de esa forma busca enviar señales de poder ante la embestida que enfrenta de su rival, el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Es decir, las agresiones no han ido solo contra candidatos, sino contra población civil, lo que subraya el clima de tensión y agrava desde luego los riesgos para el día de las votaciones, el próximo domingo. Como sea, el peligro de contagios por la pandemia se ha ido relativamente superando y no pareciera ser ese un factor que inhibiera drásticamente la presencia de votantes ese día. Pero los actos terroristas adquieren otra dimensión y por supuesto esos sí crearían, de mantenerse, un ambiente sombrío y de alto riesgo que ahuyentaría el voto ciudadano, y con justificada razón.
Enorme tarea la que tienen encima los gobiernos estatal y federal, para disipar en menos de una semana las sombras de violencia, que de cualquier manera ya marcaron este proceso electoral, pero que lo señalarían aún más si la votación fuese históricamente nimia por temor a ese tipo de eventos delictivos.
Y en lo estrictamente electoral, no me queda claro qué partido, coalición o candidatos podrían beneficiarsede un ambiente así de enrarecido. Lo que sí está claro es que no puede prevalecer y que, insisto, los diferentes niveles gubernamentales tienen la obligación de generar condiciones mínimas de seguridad para la última semana de campañas políticas y, sobre todo, para el próximo domingo. De no haberlas, a ningún votante se le podría fustigar por no retratarse en las urnas ese día y, de ser el caso, no debe echarse en saco roto la posibilidad de aplazar la jornada, al menos en determinadas zonas. El compromiso civil llega hasta donde la seguridad está en juego. Veremos. twitter@jaimelopezmtz