Una dictadura es un Estado en el que todos temen a uno y uno teme a todos
Alberto Moravia (1907-1990). Escritor italiano
Como el doctor Medardo Serna no vislumbra ningún factor que explique la crisis financiera de la Universidad Michoacana, como no sea la reducción del subsidio gubernamental -subsidio, que conste, no presupuesto oficial, porque éste se ha canalizado oportuna e íntegramente-, me parece conveniente aportarle dos o tres ideas o propuestas que servirían para reducir ese déficit.
Una, ¿qué tal si los funcionarios de primer nivel se reducen, digamos a la mitad, sus salarios?
Dos, ¿y si los investigadores, por mera decencia, dejaran de cobrar su salario mientras ejercen cargos directivos en la misma universidad, o los ex rectores también dejan de cobrar su pensión cuando aceptan una responsabilidad en el servicio público, como por ejemplo una Subsecretaría de Educación?
Tres, ¿y si en una de esas los profesores y empleados en activo aportan, como lo hacen todos los sindicalizados, una mínima parte de su salario para destinarlo a un fondo de jubilaciones y pensiones, y dejen de ser así una carga para el bolsillo de los que sí pagamos impuestos?
Cuatro, ¿cómo se vería que ellos, empleados y profesores, pagaran impuestos de su propio bolsillo, como hacemos todos en México, y dejara de realizarse ese pago con cargo al presupuesto?
Cinco, ¿y si se deja de mantener, o al menos se reglamenta el gasto millonario que significan las casas de estudiantes?
Seis, ¿a poco estaría mal eliminar las decenas de conceptos de bonos absurdos y ofensivos para los sindicalizados?
Siete, y partiendo de estudios serios de la propia universidad, ¿qué tal si se quedan sólo los empleados necesarios y se dan de baja a los cientos y cientos que entraron porque su dirigencia vendió plazas hasta no hace mucho?
Ocho, ¿alguien no avalaría que la vida laboral fuera de al menos treinta y cinco años, parejo, hombres y mujeres?
Nueve, qué bien le vendría a las arcas nicolaitas, cancelar tanto aviador que tiene la institución, bajo el ruin pretexto de ser “comisionados” sindicales.
Y diez, eliminar prestaciones leoninas, como canastas mensuales a empleados, no estaría mal. Sin las prestaciones de excepción no se entiende tampoco la crisis financiera nicolaita.
Bueno, ya no fueron dos o tres, sino un decálogo de meras ideas sueltas. A ver si sirven.
jaimelopezmartinez@hotmail.com
