El acto más valiente sigue siendo pensar por ti mismo.
Coco Chanel (1883-1971) Diseñadora de moda francesa
Excelente, por rápida y eficaz, la respuesta del gobierno mexicano ante el reclamo norteamericano por el secuestro de cuatro de sus ciudadanos el fin de semana pasado en Matamoros, Tamaulipas; desafortunadamente, ya se sabe, solo dos de ellos alcanzaron a ser rescatados con vida.
Sospechosa o coincidentemente, las fuerzas policiacas mexicanas lograron ubicar en cosa de horas el sitio donde se encontraban tanto los dos cadáveres, como los que aún estaban con vida.
Insisto, bien. Solo que el gobierno incurrió en un pequeñísimo olvido: además de los dos norteamericanos ejecutados, otra persona perdió la vida. Esa persona era mexicana y acaso por eso no hay nadie que tenga presente su trágico final. Ella se llamaba Arely Pablo Servando. Tenía 33 años y murió en medio de la balaceara propiciada por sicarios del Cártel del Golfo, para secuestrar a los cuatros estadounidenses.
Arely fue víctima colateral, como se ha dado en llamar a quienes sufren un ataque aunque no estuviera dirigido a ellos. Estuvo en el lugar y el momento equivocado, suelen argumentar algunos. El problema es que hoy todo lugar y todo momento son los equivocados en México.
Pero para el gobierno no existe Arely, solo los cuatro norteamericanos. Más aún, para el gobierno no existe ningún mexicano. Que ejecuten o mueran accidentalmente a manos de los cárteles, decenas, cientos de mexicanos cada día, es lo menos importante. Son cifras, son estadísticas, y a veces ni eso. Solo sus familias les lloran. Nadie más. En México la desaparición, el asesinato ya son cosa cotidiana. Ni al gobierno ni a nadie parece interesarle.
Arely representa el trágico destino por ser mexicana.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 572 días.
twitter@jaimelopezmtz
