En un ministro resulta bastante peor decir tonterías, que hacerlas
Cardenal de Ritz (1613-1679) Político francés
Sólo como una propensión patológica a la auto flagelación por parte de los poblanos, y por extensión de los mexicanos, puede explicarse que hayan elegido a un tipo como Miguel Barbosa para ser su gobernador.
Cierto, las encuestas daban como favorito a Barbosa, un ex anti López Obrador y hoy un devoto de López Obrador, pero siempre se alentó la esperanza de que la ceguera de los poblanos fuera temporal.
Y es que más allá de evaluaciones meramente imparciales a que obliga la objetividad informativa, es insoslayable poner los puntos sobre las íes: sólo en un país como el nuestro pueden tener cabida en cargos de primer nivel gubernamental, personajes éticamente impresentables, y profesionalmente inaceptables.
Ni la incapacidad histórica de Barbosa para desempeñar eficazmente los múltiples cargos público que ha tenido, ni la sombra de duda que siempre le acompañará tras la muerte de la gobernadora Erika Alonso -magnicidio, dijo él con sospechosa contundencia, aunque luego se haya retractado-, fueron suficientes argumentos de peso para minar su condición de favorito en la contienda poblana.
Así, la única explicación que raye en lo lógico, es que Barbosa jugó amparado en las siglas de Morena o, para ser más precisos, en el nombre de Andrés Manuel López Obrador, lo que obliga a colegir que un sexenio de yerros y disparates tampoco es capaz de hacer mella en un pueblo fanatizado, que por eso ni escucha ni ve los dislates de su divinidad.
Sólo eso, el fanatismo de los poblanos, daría luz para medio explicar cómo Miguel Barbosa será gobernador y, como tal, presidenciable en el 24; que nadie se llame a sorpresa, hoy en México, todo, y todo es todo, es posible. Si no, al tiempo.
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