Si le mientes al gobierno, es un crimen; si el gobierno te miente a ti, es política
Bill Murray (1950-?) Actor norteamericano
Claramente, Alfredo Ramírez Bedolla evadió los dos principales y más graves problemas que enfrenta Michoacán: la inseguridad y la pandemia del Covid-19. Su discurso de toma de protesta como gobernador, el viernes anterior, tuvo claroscuros muy evidentes.
Sin duda, relevante el compromiso que formula con la Universidad Michoacana, tanto para impulsar su estatus a nivel nacional, como para garantizar los recursos presupuestarios para que deje de enfrentar penurias financieras cada año. En el haber, también debe inscribirse su anuncio de buscar que el puerto de Lázaro Cárdenas sea decretado como zona aduanera libre de impuestos, y por supuesto el dar casi por hecho la federalización de la nómina educativa.
Su compromiso de transparencia y combate a la corrupción, aunque etéreo y quizá ambiguo, debe al menos de entrada resaltarse, lo mismo que el vínculo que ha ofrecido al sector empresarial para impulsar inversiones, a contrapelo de la urticaria que el tema le causa al presidente López Obrador. No estoy convencido de la valía de su convocatoria a las más de 120 tenencias indígenas del estado, para que decidan si emulan a Cherán en cuanto a alcanzar la autonomía financiera y política. Claramente, ello minaría la fuerza de los ya de por sí alicaídos municipios.
Pero lo que más llamó la atención, a no dudarlo, fue el soslayo de Ramírez Bedolla a los dos temas más importantes de Michoacán, como del país ciertamente: la inseguridad y el empoderamiento de los cárteles del crimen organizado de buena parte del territorio estatal, y por otra parte, la pandemia del covid.
Del primero, de resaltarse que prácticamente ni una línea le dedicara. Es probable que el gobernador intencionalmente no lo abordara, para no desentonar con el presidente López Obrador, que no solo ha dado órdenes de no confrontar a los cárteles, sino que parece apapacharlos, en una política de estado francamente vergonzosa y peligrosa. Lo único que quedaría, sería esperar a que, en el límite de sus capacidades, Ramírez Bedolla sí combata a los cárteles, aunque no lo anuncie.
Y podríamos quizá inferir que por el mismo criterio, evadió el tema de la pandemia: si López Obrador se ha desentendido de ella, Bedolla acaso no busque llevarle la contra en el discurso, aunque supondríamos que sí en los hechos. Algo similar al tema de la inseguridad.
El sábado mismo envío un par de señales que hacen abrigar cierta esperanza: encabezó sendas reuniones, las primeras como gobernador, con los gabinetes de seguridad y salud, precisamente. Ello abre la puerta para alentar la posibilidad de que Ramírez Bedolla no confronte en el discurso a su referente político, el presidente López Obrador, pero sí en los hechos, que es lo que los michoacanos demandamos: entenderemos que se diga lopez obradorista, pero anhelamos que actúe justo como no lopez obradorista. Veremos.
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