No vive el que no vive seguro
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español
El pasado 6 de julio, la presidenta Sheinbaum y su funcionario estrella Omar García Harfuch, presentaban con bombo y platillo su Estrategia Nacional contra la Extorsión, y arrancaba en el Tianguis Limonero de Apatzingán, en virtud de que los productores, empacadores y exportadores del cítrico eran, son, para mejor decir, víctimas emblemáticas de ese delito a nivel nacional.
Bernardo Bravo, joven empresario limonero de la tierra caliente michoacana, líder además y portavoz de su gremio, había sido clave para que el gobierno anunciara la creación de dicha estrategia, denunciando sistemática y valerosamente que las extorsiones contra su sector no mermaban, como decía el discurso oficial, sino iban peligrosamente en aumento.
La “estrategia” se basó en cinco ejes fundamentales: generar detenciones mediante investigación e inteligencia; fomentar la creación de unidades anti extorsión locales; aplicar el protocolo de atención a víctimas; capacitar a operadores del 089 en manejo de crisis y negociación, e implementar una campaña de prevención nacional.
Adicionalmente, al líder limonero le fue asignado personal de seguridad por parte del gobierno estatal.
Cien días después, Bravo está muerto; fue ejecutado por el crimen organizado. Viajaba solo de Morelia a Apatzingán. Todo salió al revés: no hay detenciones relevantes y, si existe, claramente no funciona la unidad anti extorsión en Michoacán. Los dos puntos medulares de la “estrategia” ni siquiera se pudieron comenzar a materializar.
Como casi todo con la 4T, todo fue montaje, todo fue anuncio para las ocho columnas. Lo bueno es que, irónica y trágicamente, la estrategia arrancó en el tianguis limonero. Cien días después, el personaje emblemático de las víctimas de la extorsión, fue ejecutado. La escolta asignada mucho tiene por declarar: ¿cómo supieron los delincuentes que este lunes Bernardo viajaba solo?
Exaltado por muchos como el super policía que México necesitaba, García Harfuch debe cargar con la muerte de Bravo. Es evidente que su “estrategia”’contra la extorsión, es mediática, es de saliva. Para la foto y las ocho columnas. No más. En la práctica, en la vida real, no en el mundo de Disneylandia que el gobierno suele ver y que quiere que todos demás veamos, no hay plan contra la extorsión, ni el gobierno quiere confrontar a los delincuentes, ni menos ha bajado el delito.
Bernardo Bravo es una evidencia más de la nulidad gubernamental. Nulidad criminal. A ver quién se vuelve ahora a atrever a emularlo en la denuncia pública contra los grupos de extorsión. Descanse en paz un valiente productor del agro y…¡sálvese el que pueda!
X@jaimelopezmtz