Sobre la hora, el Gobierno Federal echó toda la carne al asador para tratar de descarrilar el foro que sobre la problemática educativa organizó Silvano Aureoles, este miércoles en la capital del país.
El michoacano habló en los días previos con sus homólogos de Chihuahua, Jalisco, Zacatecas, Oaxaca y Guerrero; para organizar en bloque el foro; todos mostraron interés, de entrada, pero conforme pasaron los días los dos primeros no dieron señales de vida.
Quedaron firmes los otros tres y obviamente Aureoles; fueron convocados especialistas e investigadores educativos, además de senadores y diputados.
Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública, vio desde un principio con preocupación el foro, por la posibilidad de que se organizara un bloque de gobernadores con el problema común de que hacerse cargo de la educación les ha llevado a la quiebra financiera a sus estados, y maniobró para desbaratarlo.
Así, sin ninguna información previa ni antecedente, el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, repentinamente le avisó al gobernador de Zacatecas que este miércoles a primera hora estaría en su estado para revisar planes y proyectos de la dependencia en aquella entidad: el gobernador no tuvo otra alternativa que suspender su participación en el foro educativo.
Y este mismo miércoles, ya estaba José Murat, el gobernador oaxaqueño, llegando al hotel donde se desarrollaría el foro, cuando recibió una llamada de Moctezuma, quien le pidió verlo “inmediatamente” en sus oficinas porque había asuntos “urgentes” qué atender; Murat no tuvo tampoco los arrestos suficientes para negarse a la “invitación” del secretario, pese a que era evidente que se trataba de boicotear el foro.
El propio Aureoles recibió ayer también una llamada de Moctezuma, que veladamente le dejaba ver su incomodidad por la reunión de gobernadores para abordar la problemática educativa en la capital del país, pero no tuvo éxito en su cabildeo.
También Héctor Astudillo Flores, el gobernador guerrerense, aguantó a pie firme la embestida federal, con lo que a final de cuentas quedaron él y Aureoles de seguir adelante con el foro, que concitó el interés, o el morbo si hemos de ser más precisos, de la prensa nacional y de investigadores de buen nivel del sector educativo.
Tampoco era que hubiera datos e información inédita, la problemática educativa está de sobra explicada; el punto era enviar una señal de los estados al centro, de que llegaron al límite de sus posibilidades financieras para seguir sosteniendo la educación.
La liga se estiró al máximo y los estados no aguantan más: fue el mensaje al gobierno federal.
Al final, el boicot federal cumplió apenas por encima su objetivo: habrá que ver hasta dónde el foro incide en la visión de la Cuarta Transformación sobre la educación. Habrá que ver si para Aureoles y Astudillo valió la pena el desafío que lanzaron a Moctezuma.
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