Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha
Antonio Gala (1930-?) Escritor español
Es el caos total en las filas perredistas.
El anuncio de su dirigencia nacional formulado el anterior fin de semana, en el sentido de lanzar la convocatoria para que todos los demás partidos se unan en una especia de “todos contra el PRI”, aunque en realidad cualquier párvulo de la política sabe que el objetivo final es una alianza con el PAN, ha generado un absoluto caos y división en la militancia.
La mejor prueba es la declaración de este jueves de Carlos Torres Piña, dirigente estatal, quien aseguró que su partido no estaría en contra de decantarse por un candidato presidencial independiente, pero que con los azules, ni a la esquina.
Es tal la falta de claridad en las filas amarillas, que el área de prensa de Torres Piña se empeñaba en advertir que la posición planteada por aquel no era “la posición del partido”. En realidad, el vocero es solo una víctima más del caos que reina hoy en su partido, en el que lo mismo hay quien justifica una alianza multitudinaria, que quien valida que sea sólo con el PAN. Otros en cambio se rasgan las vestiduras y se enarbolan en la bandera de la pureza ideológica, para rechazar cualquier alianza, y muchos otros que sólo aceptan ésta pero si es con Morena, con nadie más.
Pero las cosas no son diferentes en las filas panistas. Todas las posiciones perredistas tienen su equivalencia en el blanquiazul.
Sin embargo, es obvio que tanto Ricardo Anaya como Alejandra Barrales, sabían perfectamente lo que se vendría en sus respectivas huestes, cuando decidieron ir en equipo rumbo al 18. Ellos suponen que se trata de riesgos calculados. Quizá hayan hecho más sus estimaciones, pero sólo el tiempo lo dirá. El tiempo y los resultados, claro.
En todo caso, y como ya lo habíamos advertido, es evidente que ambas dirigencias seguirán adelante con su plan de meterse como cuchillo en mantequilla en calidad de terceros en discordia, ante la imagen de corrupción priísta y el terror que generar el solo pensar que Andrés Manuel López Obrador llegara a Los Pinos.
Pero tampoco estaría mal que ambos macharan en la operación destinada a clarificar cuál es el objetivo de la alianza, porque así como va puede resultar contraproducente. Habrá que ver si hay ese interés y, sobre todo, esa capacidad negociadora y de convencimiento.
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