Ni la corrupción ni la injusticia se irán solo porque hagas mucho ruido acerca de ellas; pero por algo se empieza
Brien Pittman. Guionista norteamericano
Obligado por las circunstancias o por convicción personal, el caso es que Raúl Morón Vidal reculó y ha dado marcha atrás a la sinrazón de seguir rentando el Estadio Venustiano Carranza para eventos ajenos a su esencia, el fomento del deporte.
Este lunes, hace un par de anuncios importantes: uno, que el concierto de un artista de nombre Julión Álvarez, que según sus publicistas tendría lugar a mediados de febrero en ese inmueble deportivo, ha quedado cancelado; y dos, que éste no se volverá a utilizar para espectáculos que no sean deportivos.
Lo advertimos la semana pasada, enmedio de la polémica desatada por el anuncio de que dicho artista se presentaría en «el Venus», cuando otro evento similar en noviembre, encabezado por El Buki, había dañado seriamente la pista de tartán, y parecía no aprenderse la lección: Morón Vidal estaba cometiendo un craso error. Fue designado por el gobernador Ramírez Bedolla para fomentar el deporte, no para frenarlo.
Habrá que reconocer que, sin embargo, recapacitó a tiempo, o lo hicieron recapacitar. Como haya sido, lo relevante es que ya este lunes anunció un viraje en las decisiones que en ese sentido se habían venido tomando, y que parecían marcar un rumbo en su oficina, la Cecufid. Si fue por convencimiento personal, sería lo ideal; si fue teniendo que acatar instrucciones superiores, ni hablar. El caso es que se hace ahora ese compromiso de parar en seco la masacre que se cometía con el estadio y, por ende, con los atletas que hacen uso del mismo.
Esperemos que sirva de lección para hacer lo lógico: el área de fomento al deporte debe hacer solo eso, fomentar el deporte. ¿Era tan difícil de entender? Y a la pesadilla ya sólo le faltan 623 días.
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